21 nov. 2007

(a propósito de la película argentina Lugares Comunes). Coincidencias y Desvaríos de una Realidad Inconsistente

“Había una vez un siempre que perdió la memoria; y así, impotente al no poder divisar alternativas en el horizonte del tiempo, se perpetuó en el presente. Poco a poco la resignación se apoderó de su ser, manteniéndose estático ante cambios ajenos a su voluntad”

El párrafo anterior sintetiza el funcionamiento de los sistemas de vida Latinoamericanos, en los cuales a pesar de las diferencias propias de las IDENTIDADES nacionales terminan siendo nuestros problemas, cada día más comunes, los que día a día terminan hermanándonos y relacionándonos. La Razón por la cual no lo notamos es porque nos hayamos dispersos, alienados y avergonzados de nuestra raíz étnica. No nos consideramos parte del problema, sino figuras “autónomas” incapaces de convertirnos en seres sociales. “La culpa es de…” alguien, varios, muchos, quizás es nuestra; pero nunca planteamos soluciones. Este es nuestro discurso final.

Conviven hoy al margen de nuestra geografía La Resistencia y La Entrega. La Resistencia ha comprendido el devenir de los procesos históricos, ha dejado de formar parte del siempre, y día a día trata de trascender estableciendo cambios de paradigmas: el Libertario en lugar del Opresor; mientras paralelamente su lucha es declarada de manera frontal contra el sistema “entrópico” imperante, Sistema Comprado y Enajenado. La Entrega se considera ajena al problema, los diversionistas ideológicos consideran que su presente se halla en el Paraíso Norteño, los estetas lo divisan en ¿¡El Primer Mundo!? Nunca han vivido en el presente; sino en “un constante pasado, en el que nada nuevo ocurre”

La convivencia de ambas posturas en espacios de socialización común dificulta la obtención de una respuesta satisfactoria capaz de encaminar nuestro destino colectivo hacia un ambiente netamente pasivo. Sin embargo; el enemigo no es ingenuo, tampoco abarca un espectro limitado al encuentro social; éste posee plataformas que permiten que su mensaje prolifere sin ser visto, para ello emplea mecanismos de dominación de libre acceso. La Televisión es su principal arma. Se enquista en las familias, seno en el que es palpable la degeneración de valores éticos y morales; efecto que se evidencia paulatinamente en el comportamiento social. Se trata entonces de un proceso colonialista ideológico, en el que impera el discurso televisivo como ente firme ante el cual la discusión y retroalimentación, como elementos de la comunicación quedan ANULADOS.

La nueva lucha es ideológica y se extiende a puntos de encuentros alternativos. La búsqueda debe orientarse hacia la construcción de historias de vida (de nuestras vidas) que cuenten con personajes concientes, capaces de reprimir la voluntad de quien como un jugador trata de movernos como piezas de ajedrez. No más HABÍA, DICEN, CUENTAN… MEJOR HAGAMOS.

Edro Rez


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