No sabemos a quien dedicó este poema el Chino Valera, pero se lo dedicamos al Comandante, en honor a su vida combatiente
En principio hijo nacido de padre y madre
fuiste bautizado sin alegato alguno
y porque sabías poco y no era tiempo de defensas
quisieron enseñarte a amar a Dios sobre todas
las cosas
y sólo veías con buenos ojos la luz a través de
los vitrales
porque los días de sol fueron amables contigo.
A la edad diez años mucho te pesaba Dios, te
aburría tanto que fuiste triste tú
y fue tu triste tu calzado municipal y aún más
tristes tus
pantalones cortos,
Amabas todas las cosas.
Quisiste sonreír, necesitabas sonreír y
renunciaste a él,
renunciaste a los ritos sagrados y fiestas de
guardar
y escogiste el camino de la vida, el camino de
los vientos
y las ramas de los árboles,
durante días y noches caminaste el techo de los
ríos,
fuiste enterado dónde nacen las aguas
y al regreso cantaste tus hazañas alrededor de
un fuego.
Aprendiste de memoria cada piedra, cada hierba y
[cada ojo
de las colinas que rodean las tierras bajas de
tu existencia.
Fuiste buscador de tesoros perdidos y sólo
hallaste
[serpientes de colores,
vergüenzas y un susto para el desespero.
Fuiste descubridor de aldeas situadas
a nivel de tu misma condición, allá donde reina
la llovizna.
Fuiste amante de bestias núbiles de miradas
apacibles
[y extrañas maneras de celar.
Fuiste vendedor de golosinas en la puerta de los
teatros
y pequeño ladrón de pequeñas cosas.
Fuiste recogedor de chamizas para los fogones
indigentes.
Fuiste defensor de los límites de tu barrio
a puño limpio contra los invasores que se
atrevían.
Y fuiste solidario.
Compraste una botella de candelas azules
y sobre las calles trasnochadas
extrañaste tu lengua como pesada palabra de
cobre,
tuviste que ver con prostitutas
y un récord de 1,7 en cien metros libres se hace
en
mucho menos,
pero jamás corregiste errores.
Tu corazón giraba desatado.
Las contradicciones echaron las cartas sobre la
mesa
y tomaste partido y te convulsionaste en la
lucha de
clases
tus esperas y tus energías organizadas,
has pagado una parte de tu cuota de cárcel y la
muerte
como un silbo en los agites.
Amás incondicionalmente
y eres amado con vehemencia y no tolerado más de
una estación
aún la nocia te espera a media noche
y no es apostasía porque son pocos los amantes
sonoros.
De libro en libro un día te recibiste,
saliste tocando, llamando, poniéndote a la
orden,
las puertas dieron en tus narices, dejaste el
asunto
de ese modo
y optaste por cantar y luchar, es la consigna.
Hay en tus haberes un carnet clandestino,
todo un año solar sin un centavo,
en el rostro querencias de los combates
callejeros
y en las sienes una cantera de poemas.
Te faltan muchas cosas.
No es una tabla rasa ni estás en cero
porque desde tu niñez siempre fuiste solidario.
Chino Valera Mora
en cada batalla un abrazo mi amado chavito
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