Silvio Rodríguez y Roberto Fernández Retamar le cantan a Haydée Santamaría en el marco del 50 aniversario de Casa de las Américas
Dos Titanes de Bronce del canto y la poesía se juntan y nos regalan este maravilloso concierto que estremece por su belleza artística y su profundidad política: son Silvio Rodríguez y Roberto Fernández Retamar, combatientes irreductibles de la palabra revolucionaria, consecuentes exponentes de la letra comprometida que además juntan su obra para rendir tributo a un símbolo eterno de la Revolución cubana: Haydée Santamaría, combatiente ejemplar que estuvo en el asalto al Moncada, en la lucha clandestina contra Batista, en Sierra Maestra y siguió librando batallas por la cultura y la vida, como lo hacen los verdaderos revolucionarios.
Queremos compartir con ustedes esta carta póstuma que Yeyé le escribe al Ché, y sumarnos a este homenaje recordándola por su obra y pensamiento.
Hasta la victoria siempre, Che querido
[Carta de Haydée Santamaría al Che Guevara, escrita después del asesinato del Che en Bolivia]
Che: ¿dónde te puedo escribir? Me dirás que a cualquier parte, a un minero boliviano, a una madre peruana, al guerrillero que está o no está pero estará. Todo esto lo sé, Che, tú mismo me lo enseñaste, y además esta carta no sería para ti. Cómo decirte que nunca había llorado tanto desde la noche en que mataron a Frank, y eso que esta vez no lo creía. Todos estaban seguros, y yo decía: no es posible, una bala no puede terminar el infinito, Fidel y tú tienen que vivir, si ustedes no viven, cómo vivir. Hace catorce años veo morir a seres tan inmensamente queridos, que hoy me siento cansada de vivir, creo que ya he vivido demasiado, el sol no lo veo tan bello, la palma, no siento placer en verla; a veces, como ahora, a pesar de gustarme tanto la vida, que por esas dos cosas vale la pena abrir los ojos cada mañana, siento deseos de tenerlos cerrados como ellos, como tú.
Cómo puede ser cierto, este continente no merece eso; con tus ojos abiertos, América Latina tenía su camino pronto. Che, lo único que pudo consolarme es haber ido, pero no fui, junto a Fidel estoy, he hecho siempre lo que él desee que yo haga. ¿ Te acuerdas?, me lo prometiste en la Sierra, me dijiste: no extrañarás el café, tendremos mate. No tenías fronteras, pero me prometiste que me llamarías cuando fuera en tu Argentina, y cómo lo esperaba, sabía bien que lo cumplirías. Ya no puede ser, no pudiste, no pude. Fidel lo dijo, tiene que ser verdad, qué tristeza. No podía decir "Che", tomaba fuerzas y decía "Ernesto Guevara", así se lo comunicaba al pueblo, a tu pueblo. Qué tristeza tan profunda, lloraba por el pueblo, por Fidel, por ti, porque ya no puedo. Después, en la velada, este gran pueblo no sabía qué grados te pondría Fidel. Te los puso: artista. Yo pensaba que todos los grados eran pocos, chicos, y Fidel, como siempre, encontró los verdaderos: todo lo que creaste fue perfecto, pero hiciste una creación única, te hiciste a ti mismo, demostraste cómo es posible ese hombre nuevo, todos veríamos así que ese hombre nuevo es la realidad, porque existe, eres tú. Que más puedo decirte, Che. Si supiera, como tú, decir las cosas. De todas maneras, una vez me escribiste: "Veo que te has convertido en una literata con dominio de la síntesis, pero te confieso que como más me gustas es en un día de año nuevo, con todos los fusibles disparados y tirando cañonazos a la redonda.
Esa imagen y la de la Sierra (hasta nuestras peleas de aquellos días me son gratas en el recuerdo) son las que llevaré de ti para uso propio". Por eso no podré escribir nunca nada de ti y tendrás siempre ese recuerdo.
Hasta la victoria siempre, Che querido.
Haydée
El Recital
El Recital
La obra musical que recomendamos esta semana nos conmueve por su trascendencia histórica; se juntan una serie de motivos que emanan inspiración y razones para continuar la lucha por el mundo mejor tan necesario.
El 22 de mayo de 2009 la Sala Che Guevara de la Casa de las Américas se abarrotó en lo que fuera uno de los momentos más estremecedores de la historia de la Casa de las Américas.
«Somos dos viejos compañeros que nos conocimos alrededor de la Casa de las Américas y estamos evocando eso», declaró Silvio. Más adelante añadió, «nosotros íbamos a hacer este recital hace algunos años en Argentina, pero no pudimos. Nos habíamos preparado, hicimos todo el programa, lo ensayamos en mi casa una tarde. Cuando me invitaron a ser parte de esta celebración de la Casa por sus cincuenta años de fundada con el homenaje a Haydee, me dije: ¡qué buena ocasión para retomar esta idea con Roberto! Y, además, me mejoraba yo de paso al hacerlo con él; es algo que he estado esperando»*
El nombre del recital es tomado del poema de Fernández Retamar, y sin duda expresa el resultado de este marvilloso recital. No podemos dejar de publicar este hermoso poema, e invitarlos a disfrutar, reir y llorar.
Con las mismas manos
Con las mismas manos de acariciarte estoy construyendo una escuela.
Llegué casi al amanecer, con las que pensé que serían ropas de trabajo,
pero los hombres y los muchachos que en sus harapos esperaban
todavía me dijeron señor.
Están en un caserón a medio derruir,
con unos cuantos catres y palos; allí pasan las noches
ahora, en vez de dormir bajo los puentes o en los portales.
Uno sabe leer, y lo mandaron a buscar cuando supieron que yo tenía biblioteca.
(Es alto, luminoso, y usa una barbita en el insolente rostro mulato)
Llegué casi al amanecer, con las que pensé que serían ropas de trabajo,
pero los hombres y los muchachos que en sus harapos esperaban
todavía me dijeron señor.
Están en un caserón a medio derruir,
con unos cuantos catres y palos; allí pasan las noches
ahora, en vez de dormir bajo los puentes o en los portales.
Uno sabe leer, y lo mandaron a buscar cuando supieron que yo tenía biblioteca.
(Es alto, luminoso, y usa una barbita en el insolente rostro mulato)
Pasé por el que será el comedor escolar, hoy sólo señalado por una zapata
sobre la cual mi amigo traza con su dedo en el aire ventanales y puertas.
sobre la cual mi amigo traza con su dedo en el aire ventanales y puertas.
Atrás estaban las piedras, y un grupo de muchachos
las trasladaban en veloces carretillas. Yo pedí una
y me eché a aprender el trabajo elemental de los hombres elementales.
Luego tuve mi primera pala y tomé el agua silvestre de los trabajadores,
y, fatigado, pensé en ti, en aquella vez
que estuviste recogiendo una cosecha hasta que la vista se te nublaba
como ahora a mí
¡Qué lejos estábamos de las cosas verdaderas,
amor, qué lejos —como uno de otro—!
La conversación y el almuerzo
fueron merecidos, y la amistad del pastor.
Hasta hubo una pareja de enamorados
que se ruborizaban cuando los señalábamos riendo,
fumando, después del café.
No hay momento
en que no piense en ti.
Hoy quizá más,
y mientras ayude a construir esta escuela
con las mismas manos de acariciarte
las trasladaban en veloces carretillas. Yo pedí una
y me eché a aprender el trabajo elemental de los hombres elementales.
Luego tuve mi primera pala y tomé el agua silvestre de los trabajadores,
y, fatigado, pensé en ti, en aquella vez
que estuviste recogiendo una cosecha hasta que la vista se te nublaba
como ahora a mí
¡Qué lejos estábamos de las cosas verdaderas,
amor, qué lejos —como uno de otro—!
La conversación y el almuerzo
fueron merecidos, y la amistad del pastor.
Hasta hubo una pareja de enamorados
que se ruborizaban cuando los señalábamos riendo,
fumando, después del café.
No hay momento
en que no piense en ti.
Hoy quizá más,
y mientras ayude a construir esta escuela
con las mismas manos de acariciarte
Silvio Rodríguez y Roberto Fernandez Retamar - 2009 - Poesía y Canción. Concierto 'Con las mismas manos'. Casa de Las Américas
Enlace de Descarga: http://www.megaupload.com/?d=W5BUDKK0
•01. Presentación (Silvio Rodríguez y Roberto Fernández Retamar) - 2:29
•02. Felices los normales (Roberto Fernández Retamar) - 1:46
•03. Ala de colibrí (Silvio Rodríguez) - 3:49
•04. El otro (Roberto Fernández Retamar) - 0:47
•05. Pequeña serenata diurna (Silvio Rodríguez) - 1:23
•06. Con las mismas manos (Roberto Fernández Retamar) - 1:57
•07. Te doy una canción (Silvio Rodríguez) - 2:46
•08. Los feos (Roberto Fernández Retamar) - 1:13
•09. El gigante (Silvio Rodríguez) - 1:53
•10. Tiempo de los amantes (Roberto Fernández Retamar) - 0:57
•11. En estos días (Silvio Rodríguez) - 2:48
•12. A la enamorada desconocida (Roberto Fernández Retamar) - 2:25
•13. La gota de rocío (Silvio Rodríguez) - 2:48
•14. Aniversario (Roberto Fernández Retamar) - 5:26
•15. Te amaré (Silvio Rodríguez) - 2:58
•16. Haydée (Roberto Fernández Retamar) - 2:45
•17. Canción del elegido (Silvio Rodríguez) - 3:35
•18. A mi amada (Roberto Fernández Retamar) - 1:57
•19. Mujeres (Silvio Rodríguez) - 4:08
•20. Otro poema conjetural (Roberto Fernández Retamar) - 3:40
•21. Qué duro ha de ser para el poeta (Silvio Rodríguez) - 1:50
•22. Mack the knife (Roberto Fernández Retamar) - 1:19
•23. ¿A dónde van? (Silvio Rodríguez) - 4:03
•24. ¿Y Fernández? (Roberto Fernández Retamar) - 7:38
•25. Unicornio (Silvio Rodríguez) - 4:23
* Dos viejos compañeros con las mismas manos. La Ventana. http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=4885
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•01. Presentación (Silvio Rodríguez y Roberto Fernández Retamar) - 2:29
•02. Felices los normales (Roberto Fernández Retamar) - 1:46
•03. Ala de colibrí (Silvio Rodríguez) - 3:49
•04. El otro (Roberto Fernández Retamar) - 0:47
•05. Pequeña serenata diurna (Silvio Rodríguez) - 1:23
•06. Con las mismas manos (Roberto Fernández Retamar) - 1:57
•07. Te doy una canción (Silvio Rodríguez) - 2:46
•08. Los feos (Roberto Fernández Retamar) - 1:13
•09. El gigante (Silvio Rodríguez) - 1:53
•10. Tiempo de los amantes (Roberto Fernández Retamar) - 0:57
•11. En estos días (Silvio Rodríguez) - 2:48
•12. A la enamorada desconocida (Roberto Fernández Retamar) - 2:25
•13. La gota de rocío (Silvio Rodríguez) - 2:48
•14. Aniversario (Roberto Fernández Retamar) - 5:26
•15. Te amaré (Silvio Rodríguez) - 2:58
•16. Haydée (Roberto Fernández Retamar) - 2:45
•17. Canción del elegido (Silvio Rodríguez) - 3:35
•18. A mi amada (Roberto Fernández Retamar) - 1:57
•19. Mujeres (Silvio Rodríguez) - 4:08
•20. Otro poema conjetural (Roberto Fernández Retamar) - 3:40
•21. Qué duro ha de ser para el poeta (Silvio Rodríguez) - 1:50
•22. Mack the knife (Roberto Fernández Retamar) - 1:19
•23. ¿A dónde van? (Silvio Rodríguez) - 4:03
•24. ¿Y Fernández? (Roberto Fernández Retamar) - 7:38
•25. Unicornio (Silvio Rodríguez) - 4:23
* Dos viejos compañeros con las mismas manos. La Ventana. http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=4885