1 dic. 2008

¿Qué es el Cine Pobre?

Un movimiento que no surge bajo la tutela de un afán mesiánico. Nada más ajeno a sus predicas que rechaza el peligro de rígidas posiciones ético-estéticas. Su interés es alentar la producción nacional y regional partiendo del espíritu práctico de concebir nuestra profesión como una posibilidad tangible, ajena a la neurótica concepción sub-hollywodense que impera tanto en Europa, como en América Latina y en cualquier parte del mundo.

El Cine Pobre aprende de aquellas experiencias pioneras que aparecen por doquier, llámense cine independiente, cine amateur o cine marginal y que prolifera cada vez con mayores bríos. Cierto es, cuando uno renuncia a intentar siquiera hacer cine dentro de los parámetros tradicionales de producción, ello conlleva, necesariamente la adopción de códigos estéticos y prácticos que

generalmente escaparán de la coreografía de producción comúnmente orquestada a saber: confección de guiones tomando en consideración las diferentes necesidades de las múltiples instituciones que eventualmente lo podrían subvencionar y que generalmente no hacen esperar, a veces durante años, su eventual “luz verde” o aprobación en una antesala atestada de autores donde la mayoría languidece o se frustra. De lo que se trata es de salir de este angustiante ritual y tomar la iniciativa de hacer cine evitando el estéril camino antes descrito. Ahí están ante nosotros cámaras digitales a las que podemos acceder ya sea en base a reducidos alquileres o también en calidad de préstamos para refinanciarse a posteriori, tal como ha sido mi experiencia personal en Gente de pueblo. Y por todos lados hay actores, decoradores y técnicos dispuestos a ceder también gratuitamente su fuerza de trabajo asumiendo el riesgo de no avizorar ninguna recompensa material en caso de que el filme no obtenga ventas. Pero eso sí, artistas y técnicos que deseen hacer apuestas por un cine que les pertenezca y les represente, y por ello dispuestos a asumir retos.
Si una ventaja contiene trabajar dentro de la tecnología digital es que no tiene que preverse la postproducción y sus altos costos a la hora de organizar el filme. Ello vendrá después, porque el cineasta, por el momento, solo grabará y confeccionará después una rudimentaria maqueta que ofrecerá a las casas productoras especializadas que eventualmente se podrían interesar en financiar la sofisticada postproducción, o sea, Dolby-Stereo, Recording, ampliado a 35 mm y copia.
Entonces hacer un filme se acerca cada vez más al proceso de elaboración de un libro, es decir, usted hace el manuscrito en la pequeña ciudad o comunidad donde vive (al igual que usted graba su filme) y después lleva ese manuscrito a la ciudad donde radica la editorial (al igual que usted lleva su maqueta audiovisual a la casa productora) y lo que sobrevendrá será en base de la calidad tanto de ese manuscrito como de esa maqueta.
Lo que significa que usted habrá desandado la intrincada madeja de dificultades a la hora de grabar su obra siempre que, desde luego, parta de la tecnología digital, del trabajo en cooperativa y se haya servido tecnológicamente de esa red de cine pobre que estaría a su alcance. Por ello, de lo que se trata es de aunar esfuerzos, conocernos e interactuar entre nosotros, salir del ghetto de las gestiones individualizadas nos permitiría dejar atrás la etapa embrionaria en la que vivimos actualmente, donde de manera aislada y fortuita se realizan, con mucho esfuerzo, filmes que se disuelven en el anonimato de la incomunicación o de la falta de diálogo.
Si nos unimos, seremos capaces de crear modestas pero muy extensas redes de producción, a manera no solo de intercambiar ideas, sino elementos técnicos prácticos y establecer aquellos contactos con gentes como nosotros entre los cuales algunos son poseedores de medios de producción que estarían dispuestos a colaborar con este inminente y democrático renacimiento cinematográfico.

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