Jesús “Chuy” Araujo
El Parque Nacional Sierra de
Ahora bien, este aniversario no puede pasar desapercibido, no por el hecho de celebrar un año más, sino porque tiene una coincidencia de extrapolación mundial, que si bien la identificamos fugazmente a nivel local, debe convertirse en una gran oportunidad para exaltar la obligatoriedad de fortalecernos en materia de conservación ambiental; ya que justamente este 07 de Diciembre se dará inicio a
Una conferencia quizás con un matiz de convertirse nuevamente en tecnicismo y demagogia política sin acción inmediata, como cínicamente lo han demostrado desde las últimas décadas del siglo pasado los llamados países “desarrollados”, por lo tanto, necesariamente los humanos que deseen un mundo distinto, y en este caso nosotros como pueblo venezolano debemos generar discusiones con objetivos político-ambientales serios, para trascender con acciones reales e inmediatas, y revertir a corto plazo lo que luce irreversible. Es decir, la lógica indica que lo más sensato es hacer que la actual dirigencia se autoevalúe, se autodepure y reimpulse el anhelado proyecto socialista o el socialismo en esencia, bajo la premisa de conservar vida para la vida, siendo indispensable dar ejemplo en el cambio del actual modelo productivo-depredador por un modelo productivo que implique la sustentabilidad de los recursos naturales en el tiempo.
La legalidad de un sólo Parque Nacional, incluso todo el Sistema Nacional de Parques en su mera representación cuantitativa, no será suficiente para dar garantía a la existencia futura de nuestra población, y si hablamos del planeta, todas las áreas protegidas a nivel mundial no serán suficientes para garantizar la existencia de la especie humana. Por ello, a pesar de todo lo ficticio que represente una conferencia organizada por las Naciones Unidas, es cierto lo expresado por algunos activistas en pro de la defensa ambiental, al referirse a este evento como la última oportunidad de los pueblos para exigir, incluso obligar a los dirigentes mundiales que detengan el descomunal ritmo de consumo de recursos naturales y la consecuente generación de basura ambiental.
En nuestro caso particular, sería un error garrafal pretender buscar seguridad y soberanía alimentaria, si los suelos con vocación agrícola fueran sobreexplotados para perder su fertilidad en poco tiempo; tampoco pretendamos elevar el irrefutable eje de producción agrícola ampliando innecesariamente su frontera al impactar negativamente los escasos bosques y nacientes de agua que lamentablemente no poseen protección legal; y mucho menos, pretendamos dar dignidad a nuestros campesinos al ofrecerles herramientas de producción que atenten contra la fragilidad de los ecosistemas naturales que sí poseen una figura legal bajo la denominación de Áreas Bajo Régimen de Administración Especial. Realmente es imprescindible fortalecer a la población históricamente explotada y limitada a servirle al patrón, así como también es fundamental el crecimiento económico de las actividades productivas que se desliguen del rentismo petrolero, de modo que, las alternativas son muchas en el reglón de la agroecología, producción de bajo impacto o como se prefiera llamar, y éstas, sólo se harán masivas, en la medida en que las conozcamos y divulguemos, para aplicarlas y exigir objetivamente su utilización.
En consecuencia, la minimización de la desigualdad social, además de pasar por el ejemplo que se origine en el seno del aparato estadal, debe conducirse sumando a la formación ideológica necesaria, los valores y deberes dirigidos hacia la conservación absoluta de los escasos ecosistemas prístinos que aún poseemos, y hacia un uso adecuado de los recursos naturales a un ritmo que permita su propia recuperación.
¡A sus veinte años de declaratoria, luchemos hoy y siempre por la conservación de los ecosistemas del PARQUE NACIONAL SIERRA DE
¡Aprovechemos la oportunidad de COPENHAGUE, hagámosla nuestra!
Solo el Socialismo es garante de Vida para el Planeta y para la Especie
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