Dra. del Cueto: (inaudible).
Comandante Guevara: Yo quiero contestarle una cosa a la doctora nada más, no para establecer una controversia científica, pues hace mucho que abandoné ese campo en que nunca fui muy brillante, pero para establecer, de todo la que usted ha dicho que todo es cierto, no podría decir que es una afirmación científica por lo menos hasta ahora, sino una manera de pensar. Nosotros tenemos que cuidar los cuadros, tenemos que cuidar al hombre, hemos insistido en eso. Ahora, hay algo que a determinado nivel no se puede olvidar que es el ejemplo y le aseguro que la vida de un dirigente de la revolución, de nivel de la dirección nacional, es realmente una vida que si no tuviera la compensación que uno puede lograr por la existencia de una obra que se construye, es el poder ver en esa obra algo que uno pone, sería realmente algo decepcionante. Es el precio que en las condiciones actuales hay que pagar, yo creo. A determinado nivel hay que pagarlo. Es evidente, uno no tiene familia prácticamente.
Muchas veces lo hemos dicho –sin que medie ninguna sospecha–, los hijos míos le dicen papá a los soldados que están ahí, que los ven todos los días, a uno no lo ven nunca y con la situación tan ideal, siempre tensa por lo menos, que sabe que lo van a mandar a un viaje de esos, con una bronca además. Y realmente hay, digamos, una compensación sublimada en el reconocimiento que los compañeros puedan hacer de un trabajo que pueda significar un ejemplo y en la obra que se va viendo.
Entonces es evidente que uno lo puede saber sin ser un gran psiquiatra, un gran fisiólogo, que una vida como la que llevamos nosotros es una vida que consume. El organismo humano esta más o menos equilibrado para llevar determinada vida, se ha acondicionado así durante el tiempo, y el esfuerzo tan constante pues quita años de vida. Pero eso es necesario, a determinada altura, a determinado nivel eso es necesario, yo diría que es imprescindible porque las condiciones en que Cuba construye el socialismo son muy difíciles, aunque hay una relativa abundancia comparado con otros lugares, es muy difícil porque precisamente esa abundancia es menor hoy que antes.
Hay que luchar contra el recuerdo de una abundancia mayor, objetivamente hablando, por la vecindad del imperialismo, por la deficiencia de nuestros cuadros, por la poca oportunidad de trabajar tranquilamente, debido a la cantidad de problemas que hay. Entonces evidentemente, a determinados niveles hay que hacer un sacrificio enorme. Claro, ese sacrificio tiene que ser de tal tipo que no vaya a redundar en una baja de la eficiencia diaria, es decir, nosotros podemos usar la máquina de tal manera que durante cinco años rinde al máximo y se rompe al sexto, cuando es una máquina destinada a diez años de trabajo. Pero lo que no debemos hacer es que la máquina trabaje siete días y al octavo se pare porque se descompuso, sino que trabaje, trabaje, trabaje hasta que dé el último quejido y ya vaya pues a recuperación de materia primas.
Es como yo veo el dirigente a determinado nivel y como muchas veces, a pesar de que uno ve los cuadros ya de cierto nivel cansados, nunca, por lo menos yo, he dicho a nadie descansa, haz esto o aquello, salvo a gente muy agotada, muy ineficiente porque creo que hay que desarrollar ese espíritu, es necesario.
El espíritu del autoconcepto, de su importancia que muchas veces se ha desarrollado y creo que también hemos hablado de eso. Es el mismo que en la Sierra llevaba, por ejemplo a que Hubert Matos no se arriesgara muchos, porque estaba consciente de la importancia de su papel en el futuro, y por supuesto Gutiérrez Menoyo se arriesgara menos. Es decir, al oportunismo en la acción, al abandono del deber social que tiene que ser parte de eso que pudieramos llamar la mística del socialismo si no fuera una palabra un poquito peligrosa, pero que tiene que existir. Un dirigente no puede ser una persona normal, es decir, en las condiciones de anormalidad en que se puede trabajar en esos momentos.
Ahora nosotros tenemos que fijar los niveles y siempre tener presente una cosa, por lo menos lo que decía la doctora, que la maquinaria no se nos rompa el octavo día. Ahora, si trabaja cinco años eficientemente y se rompe el sexto a todo lo que da y hemos sacado el 20% más, bienvenido sea, porque esos son los años en es necesario eso, después vienen los otros cuadros que lo reemplazan a uno, que tienen mayor preparación, mayor base y además las condiciones serán diferentes, ya todo el mundo camina hacia eso, pero hoy hay que hacerlo. No es una defensa específica de mi caso, es una defensa de los casos de determinados niveles del ministerio donde hay que trabajar, y nosotros tenemos casi como dirigentes la obligación de preocuparnos hacia los otros niveles y nunca, una cosa muy peligrosa, nunca tener el auto-sentido de las responsabilidades en estos aspectos y cuidarse para el futuro.
Es una cosa muy difundida, el sentido de la responsabilidad. Uno no puede ir adelante en una acción si no puede ser el ejemplo, el sentido de la responsabilidad para el futuro. Lo que se trata en determinado momento es el presente y eso está sintetizado por la frase de Fidel: “Vale más un ejemplo que un hombre”, cuando en el 56 habla: “Seremos libres o seremos mártires”, cuando vino en el Gramma y desarrollo todo lo demás, y era la base de que Fidel sea Fidel. Es decir que el ejemplo que ha dado en todos los momentos difíciles, en todos, esta a la vanguardia.
1 comentario:
Madre mía, en el año 2010 y todavía difundiendo esa propaganda trasnochada, casposa y caduca del socialismo castrista.
No queremos salvadores de patrías ni pueblos. Cada uno de nosotros sabe valerse por sí mismo. Todos los dictadores deberían irse a una granja de cochinos y revolcarse allí en su mierda.
Abajo las dictaduras de izquierdas, de derechas y de todos los lados. Abajo las ideologías y las mierdas. Basta ya de tanta tontura, hombre. Dejadnos en paz de una vez.
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