“No hay oportunidad en una Revolución para los farsantes, no hay oportunidad en una Revolución para los acomodaticios, no hay oportunidad en una Revolución para los ambiciosos, no hay oportunidad en una Revolución para los mediocres, no hay oportunidad en una Revolución para los débiles y cobardes”.
Fidel Castro.
El proceso de construcción socialista en Venezuela, es el resultado o expresión genuina de definiciones concretas sobre la idea, el carácter, el papel, la clarificación del objetivo y la condición de la Revolución Bolivariana. Incluso tales definiciones históricas sirvieron de tamiz, pues permitieron que quienes negaran la lucha de clases abandonaran el barco, ejemplos de esto, lo encontramos en todas las traiciones que se han manifestado en momentos coyunturales de gran magnitud, que requerían de la fuerza y la consistencia ideológica.
Así, la Revolución Bolivariana hoy, entra en una nueva etapa de definiciones, que ubicamos bajo dos paradigmas concretos que son:
La develación de las grandes contradicciones de clases existentes en la sociedad, como el régimen de propiedad, la forma y el fondo como está organizado el trabajo. La profundización de la revolución como salto histórico hacia el socialismo, como transición misma hacia una sociedad sin clases.
Este paradigma lo hemos denominado como Socialismo Auténtico al que derivamos de la siguiente manera:
- Propiedad social sobre los medios de producción.
- Gestión planificada de la economía, bajo el impulso del sistema presupuestario de financiamiento, propuesto por el Comandante Ernesto Che Guevara.
- Conciencia del deber social.
- Tejido social revolucionario.
- Poder popular.
- Internacionalismo Revolucionario.
Estos son en grandes rasgos, los cimientos sobre los cuales consideramos la construcción del socialismo.
Esto evidentemente pasa por entender la compleja, pero necesaria reflexión autocrítica y rigurosa sobre las experiencias que han intentado alcanzar el socialismo, lo que exige entonces, de una postura no dogmática ni ortodoxa, por ello, el paradigma expresado anteriormente, requiere del debate y la organización necesaria y que los planes de lucha sean expresión cotidiana de ese gran programa. Entendiendo que toda reflexión política e ideológica sobre la construcción del socialismo, pasa por superar la momificación a la que ha sido sometida la teoría revolucionaria, convirtiendo el materialismo histórico dialéctico, en una burda receta gastronómica.
Por otro lado, se encuentra la ideología de la pequeña burguesía o el paradigma reformista, que juega en el seno del proceso revolucionario, afortunadamente por lo complejo de las pugnas y batallas internas por conquistar sus apetencias, no han logrado, hasta ahora, homogenizar sus intereses, aun cuando les une, la necesidad de frenar la cotidianidad de la Revolución hasta cercenarla, sepultando cualquier intento, cualquier esperanza. Esto se da por que los intereses del pueblo trabajador y explotado, pone en riesgo los privilegios, la opulencia y los grandes negocios que han venido conquistando en el tiempo.
Son ellos, los pequeños burgueses, los que están sepultando el socialismo a nombre del socialismo, los que en este momento pretenden hegemonizar absolutamente toda la dirección política del proceso revolucionario, son ellos los que en este momento impulsan descaradamente un proceso de pacto, negociación y conciliación con los verdugos del pueblo, pues solo a través del pacto podrán disfrutar de sus beneficios. Por ello les conviene mantener el actual estado de cosas, cambiar para que nada cambie, mimetizarse con el discurso socialista manejando la retórica discursiva, la fraseología socialista, pero defendiendo la propiedad privada, manteniendo así los grandes monopolios económicos del país. Son ellos los que ocultan el encarcelamiento injustificado del Cacique Yukpa Sabino Romero, cuyo pecado mortal ha sido el de pelear por el derecho ancestral sobre la tierra que les pertenece, así también ocurre con la muerte de dirigentes campesinos en lucha, dirigentes obreros, estudiantes, etc.
Su plan, es la entrega de la Revolución y al líder que la acompaña por medio del pacto. Impulsar experiencias de convivencia entre relaciones de propiedad burguesa, con las incipientes relaciones socialistas, es decir, apelan al uso de las armas melladas del capitalismo para hacer la revolución, método abominable e incoherente con los principios revolucionarios. También este paradigma pequeño burgués, se manifiesta también cuando se fomenta y se fortalece el esquema de las elecciones burguesas, que reproducen esa competencia criminal y sangrienta que nada responde al ideal emancipatorio de la Revolución Bolivariana. ¿Quiénes son? Están en todas partes: como ministros, directores, legislando, como alcaldes, gobernadores y paradójicamente en cualquier cargo estratégico para la Revolución. Recientemente, esa ideología ha aflorado en jóvenes, específicamente en el recién inaugurado Frente Juvenil Bicentenario 200.
Construir el socialismo, con amos, con burócratas y empresarios explotadores, es tan contradictorio como quien intenta mezclar el aceite con el agua, los intereses entre las clases sociales son antagónicos y por ende son irreconciliables.
No con esto pretendemos hacer una apología a la derrota, a la frustración. No todo está perdido.
Consideramos, que solo desde el campo de la batalla de las ideas, será posible que esta definición caracterizada anteriormente se desenlace haciendo hegemónica la ideología del Socialismo Auténtico. Es urgente crear en el seno del pueblo un gran sacudón ideológico, para ello se necesitaran muchos ejemplos, como los del asalto al Cuartel Moncada y la Historia me Absolverá, el Che, con su entrega y constancia, muchos Fabricios Ojedas dispersos en la geografía nacional, es decir, que debemos construir un referente aglutinador, una expresión de sacrificio y ejemplo que sea reconocido por nuestro pueblo, hombres y mujeres que no los motive el afán del lucro y la opulencia, que no sean elaboración mediática u artificial. En esta era bicentenaria, requerimos con urgencia una dirección política revolucionaria, que desplace a la pequeña burguesía, que enfrente el imperialismo y sus lacayos con medidas que profundicen la revolución, no con posiciones reformistas que retroceden el camino como práctica propia de la actual dirigencia decadente y desgastada, producto de no contar con la necesaria convicción ideológica, frente al gigante compromiso de fraguar la historia con los pobres de la tierra.
Es el momento de librar la gran batalla, por la definición de la revolución socialista, única alternativa posible por el rescate de la humanidad, que el capital amenaza con destrozar, si continua vigente.
No tenemos oportunidad para el fracaso y el error, la única forma de rendir homenaje a la memoria de nuestro hijo, Gorsiño José Carrillo Torres, asesinado por la balas del fascismo en la ciudad de Mérida a los 25 días del mes de Enero, es haciendo la revolución, derrotando a la péquela burguesía como estructura de pensamiento hegemónico, así como la burguesía enemiga histórica del pueblo. Nuestro “Calci” lo espera.
Llegó el momento, hay que derrotar definitivamente a los molinos de viento, convencidos, con nuestra armadura hecha de pueblo, de que la muerte no existe, porque ellos, nuestros muertos, los hijos del pueblo, están esperando la victoria.
“Cualquier sumisión será nuestra derrota, solo la acción soberana del pueblo es libertad”.
Manifiesto Desobediente.
Guillermo Altamar. guillermoaltamar@gmail.com
Movimiento Integración Universitaria. ULA. Mérida.
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