12 oct. 2010

Un Grito de dolor, esperanza y compromiso. Por TatuyTvc


Publicamos este poema que una revolucionaria escribe desde la cárcel de El Buen Pastor (Bogotá, Colombia). Es un grito desgarrador de dolor, de esperanza y compromiso y es el grito de más de 7.500 mujeres y hombres colombianos, presos y presas políticos y de guerra, secuestrados por el terrorismo de estado  y de los cuales a veces sabemos poco.  
 PALABRAS PARA SABOREAR UN DOLOR DE GUERRA

  “Quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón"

Han vaciado de una vez
toda la copa del odio
sobre la voz que levantó
la bandera de la justicia.
Yo ya sabía que no podía faltar tu sangre
para humedecer y enternecer
la tierra de mi patria.
Como también lo he sabido,
que no puede faltar la mía.
¿Quién ha dicho que no tiene valor la sangre derramada?
¿O que ella se funde con la tierra como huella de una rebelión aplastada?
Paseo mi mirada brillante, serena y dolorida
sobre la desolación esparcida
en la entrañable selva
que fuera por años tu refugio;
y todo es harapos en sangre,
silencio y una estrella.
Me adentro en pensamientos y razones
y llena de indignación y de tristeza
retomo la huella de tus pasos:
Huella de grandes batallas
y de grandes victorias;
pero también huella incierta
vulnerable y trágica
que nos invita a avanzar ocultas
por caminos estrechos y miedosos
de los que un día
brotara una nueva vida.
Camarada:
¿Cuándo y dónde te atravesaste en el camino de mi vida?
¿Cómo puedo hoy abandonarte, cuando la que está cuestionada es la esperanza?
Llena de miedo
en medio del silencio y el sabor
de la derrota
escucho tu voz
escucho tu voz que se levanta
inquebrantable
para imponerse ante los sonidos
del terror.
Escucho tu voz que sigue
tronando en el oído de
los opresores
y que aun apenas amenaza
removerlos de sus sillas.
Atravieso mis viejas manos
por entre los barrotes de la reja
y con dolor y lágrimas
repaso y aprieto entre mis manos
la tierra que acogió tu sangre.
Camarada:
Hueles a sudor, sangre, tierra
y pólvora,
así es el aire de la lucha
este es mi aroma subversivo
descubro que aún tengo
fuerzas y razones
porque doblegarse ante
el yugo del terror
no es mi última palabra
y aunque estoy muy triste:
retomo tu fusil.

“Más vale el cadáver de un hombre libre que el cuerpo miserable de un esclavo” José María Vargas Vila
(m.e)

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