Un ex jefe paramilitar colombiano, que admitió haber ordenado unas 4.000 ejecuciones y haber utilizado un horno para hacer desaparecer a sus víctimas, fue condenado ayer a 8 años de cárcel. Se trata de Jorge Iván Laverde, El Iguano, quien fue jefe del frente Fronteras del bloque Catatumbo de las aparentemente desmovilizadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC, grupo terrorista de extrema derecha). Según el marco legal de los acuerdos suscritos por Uribe con los paracos durante el proceso de desmovilización, esta es la pena máxima que la ley colombiana puede imponer a uno de esos angelitos. Claro, además, se le impuso una fuerte multa, para que “pague” sus “deudas”
("El Ángelito")
Mientras tanto en las cárceles y mazmorras colombianas hay miles de colombianos pagando penas ilimitadas y muchos sin juicio, por ser luchadores por una Patria Nueva y día a día se asesina a cientos de colombianos, muchos de ellos “falsos positivos” o “daños colaterales”. Las investigaciones sobre las enormes y horrorosas fosas comunes descubiertas recientemente ni siquiera han comenzado y por supuesto no van a comenzar.
Si aún no nos creen vean las noticias en la prensa colombiana:
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