El
período de transición al Socialismo es motivo de gran discusión en el campo
revolucionario. Muchas son las teorías que allí pugnan, que lo interpretan, lo
analizan. De ese campo de batalla surgirán las ideas que guiarán el camino de
los procesos de cambio.
El
período de transición al Socialismo surge de la realidad, de la toma del poder
por movimientos revolucionarios en países de poco desarrollo de las fuerzas
productivas, poco desarrollo económico. La teoría no había previsto esta
circunstancia, fue elaborada pensando una situación en la que las fuerzas
productivas chocaban con las relaciones de producción que las constreñían.
En esa situación, surgió
la pregunta ¿Qué hacer?
Algunos
movimientos revolucionarios que tomaron el poder, esclavizados a una
interpretación dogmática de los clásicos, entregaron el poder a la burguesía
esperando que ellas crearan las “condiciones” para la Revolución, así
desperdiciaron las raras oportunidades revolucionarias.
Ese
fue el caso del 23 de Enero de 1958 en Venezuela: después de derrocada la
dictadura, los revolucionarios entregaron el poder a la burguesía y a sus
representantes, sumiendo al país en casi medio siglo de oscuridad.
En
la Rusia de 1917, Lenin guió la toma del poder y desde allí la construcción del
Socialismo. Formuló la teoría del eslabón más débil, y así dio respuesta a la
pregunta: qué hacer cuando los revolucionarios toman el poder en países de poco
desarrollo.
Fidel
y los guerrilleros toman el poder en Cuba en 1959 y reafirmaron que “el deber
de los Revolucionarios es hacer la Revolución”, y emprenden el camino difícil
pero hermoso de tomar el cielo por asalto, de devolver al humano su condición
de humano.
Aquí
en la Revolución Bolivariana, la discusión sobre el tema es intensa, pero no es
explícita, se discute con sordina, pero se actúa con presteza.
Es
así, los partidarios de la etapa de transición, dirigida, hegemonizada por el
capitalismo, difunden poco su teoría, se limitan a exponer la necesidad de una
convivencia entre un capitalismo que estimulan, que crean, y un Socialismo que
no dejan prosperar, al contrario, lo combaten bajo cuerda.
Sus
ideas restauradoras las enmascaran en una suerte de Socialismo Productivo que
lleva explícito, que sugiere, que debe ser dirigido por el capitalismo. Las
medidas que proponen llevan ese signo.
Por
otra parte, los partidarios de una etapa de transición que debe ser
construcción de realidad y espiritualidad socialista, entienden que el
Socialismo no surge espontáneamente, se debe y se puede construir en el alma y
en lo concreto, en la realidad, y que esa debe ser la prioridad del Gobierno
Bolivariano, hacia allá deben ir dirigidas las acciones, las medidas, el
mensaje.
La
Revolución Bolivariana ha avanzado en la espiritualidad, la conexión amorosa
entre el Comandante y el pueblo es un pilar fortísimo de la Revolución. Las
jornadas de Abril y Diciembre lo demostraron. Ahora es necesario dotar al
Socialismo de base material, esa es la tarea. Al contrario, dotar al
capitalismo de base material es un crimen de lesa Revolución.
¡Con
Chávez, Maduro y el Socialismo!
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