LA GRAN CAMPAÑA
La Historia de la Humanidad está signada por las contradicciones en el desarrollo de las relaciones sociales, de la Lucha de Clases. Las Mujeres revolucionarias y Hombres revolucionarios entregamos la vida por la suma de sueños, rebeldía y esperanzas que nos propone la construcción del socialismo; Esta entrega incluye debatirnos indivisiblemente entre lo que tenemos y lo que queremos.
En tiempos de transición, de la pugna entre las tendencias que guían nuestra revolución, son evidentes las contradicciones entre los planteamientos reformistas que buscan anular y confundir la construcción del socialismo desviando sus grandes metas, y por otra parte la construcción de los revolucionarios y las revolucionarias signada por el ejemplo de la transformación individual y social, de la formación continua y de la conciencia del deber social.
En estas circunstancias la lucha de la Mujeres también se presenta en dos grandes versiones: La desviación pequeño burguesa convenientemente limitada, hija consanguínea del pensamiento liberal, que encapsula al feminismo como un fin en si mismo y la lucha revolucionaria conjunta por una sociedad sin hambre, sin miseria, sin barbarie, sin exclusión, sin explotación.
En rescatar al feminismo y al socialismo de las desviaciones deben ir enfocados nuestros mayores esfuerzos. Los avances a niveles legales y políticos no deben ser suficientes, aceptarlos sin reparo sería sepultar al socialismo. El papel de la Mujer Revolucionaria en nuestra sociedad debe distanciarse de batallas etéreas e inconsistentes por meras reivindicaciones de forma; la batalla de las revolucionarias y los revolucionarios debe ir enfocada irreductiblemente a la transformación de la sociedad. Menos que eso, es doblegarse ante el enemigo común, la burguesía y el capitalismo.
La fragmentación social, legitimación de la imposición de la Propiedad Nosocial de los medios de producción, nos aliena y debilita frente al sistema del capital. Solo elevando la mirada podremos establecer verdaderas líneas estratégicas que conjuguen la fuerza de todas las formas de lucha para superar las consecuencias cruentas del poder capitalista, y construir el socialismo.
Lo dice Mariategui: “El tipo de mujer que produzca una civilización nueva tiene que ser sustancialmente distinto del que ha formado la civilización que ahora declina…”; La Gran Campaña, la del ejemplo de los revolucionarios y revolucionarias, de sus dirigentes, debe enfocarse en luchar contra los pactos, las desviaciones, las inconsistencias entre lo se que propone y lo que se construye, formando a la Mujer y el Hombre Nuevos, salvando a la Humanidad de la barbarie capitalista y fundando el Socialismo.
En tiempos de transición, de la pugna entre las tendencias que guían nuestra revolución, son evidentes las contradicciones entre los planteamientos reformistas que buscan anular y confundir la construcción del socialismo desviando sus grandes metas, y por otra parte la construcción de los revolucionarios y las revolucionarias signada por el ejemplo de la transformación individual y social, de la formación continua y de la conciencia del deber social.
En estas circunstancias la lucha de la Mujeres también se presenta en dos grandes versiones: La desviación pequeño burguesa convenientemente limitada, hija consanguínea del pensamiento liberal, que encapsula al feminismo como un fin en si mismo y la lucha revolucionaria conjunta por una sociedad sin hambre, sin miseria, sin barbarie, sin exclusión, sin explotación.
En rescatar al feminismo y al socialismo de las desviaciones deben ir enfocados nuestros mayores esfuerzos. Los avances a niveles legales y políticos no deben ser suficientes, aceptarlos sin reparo sería sepultar al socialismo. El papel de la Mujer Revolucionaria en nuestra sociedad debe distanciarse de batallas etéreas e inconsistentes por meras reivindicaciones de forma; la batalla de las revolucionarias y los revolucionarios debe ir enfocada irreductiblemente a la transformación de la sociedad. Menos que eso, es doblegarse ante el enemigo común, la burguesía y el capitalismo.
La fragmentación social, legitimación de la imposición de la Propiedad Nosocial de los medios de producción, nos aliena y debilita frente al sistema del capital. Solo elevando la mirada podremos establecer verdaderas líneas estratégicas que conjuguen la fuerza de todas las formas de lucha para superar las consecuencias cruentas del poder capitalista, y construir el socialismo.
Lo dice Mariategui: “El tipo de mujer que produzca una civilización nueva tiene que ser sustancialmente distinto del que ha formado la civilización que ahora declina…”; La Gran Campaña, la del ejemplo de los revolucionarios y revolucionarias, de sus dirigentes, debe enfocarse en luchar contra los pactos, las desviaciones, las inconsistencias entre lo se que propone y lo que se construye, formando a la Mujer y el Hombre Nuevos, salvando a la Humanidad de la barbarie capitalista y fundando el Socialismo.
Integración Universitaria
Tatuy Tv
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1 comentario:
Completamente de acuerdo con el contenido del articulo. Lo que esta planteado a lo largo de la historia es la Lucha de Clases. La referencia de cada quien, hombre o mujer, es como se ubica en esa lucha, con quien está. Por otra parte es cierto que dentro de los argumentos o excusas que utiliza la clase dominante para someternos esta, ademas de la condición de clase trabajadora, que no poseemos los medios de producción, utiliza adicionalmente: El color de la piel y el sexo. Trabajador y ademas negro y mujer, pues se le saca mas plusvalia, su fuerza de trabajo vale menos!!!! Son entonces aspectos de la Lucha de Clases la lucha contra el racismo o contra el machismo!
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