En su escrito El Socialismo y el Hombre en Cuba Ernesto Guevara nos dice, entre otras muchas cosas que: “Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque. Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo.” Reflexión particularmente vigente en Venezuela en estos momentos de revolución.
En estos días estamos celebrando los 82 años de nuestro Che. Pero todavía seguimos viendo, en la mayoría de los casos, a la figura que la hegemonía cultural del Capital construyó para quitarle su contenido revolucionario.
Es imperativo revolucionario en esta nuestra América, (re)apropiarnos del Che. Recuperarlo tanto de la condición de mercancía en pretendió convertirlo –sin lograrlo– el mercado, y de la condición de simple figura heroica que desde cierta izquierda “se venera”.
Seguimos a sus 82 años ignorando su papel como constructor de socialismo, como teórico del pensamiento revolucionario, como creador de teoría política, de esa que urgentemente necesitamos para avanzar.
Por supuesto, no decimos esto para caer en la misma posición de algunos “adoradores” de Marx, según los cuales ya todo está dicho y hacer revolución es solo cuestión de aplicar acertadamente la receta: tantos gramos de fuerza productiva (desarrollada, por supuesto) mas una especifica cantidad de “burguesía nacional” con suficiente cantidad de condiciones objetivas y subjetivas y…. ya. ¡Comienza la construcción!
Repetimos, es imperativo (re)apropiarnos del Che, pero no el de las estatuas o el de las camisetas. No. Hablamos del Che Vivo, del que todavía habla y piensa, ese que fue asesinado hace muchos años pero que todavía vive en el pensamiento y la acción del pueblo nuestramericano.
Debemos por ello estudiarlo, pero otra vez desde una praxis revolucionaria. Desde eso que Marx llamaba una “práctica teórica” Y entonces desde su pensamiento y el muchos otros pensadores nuestramericanos construir ¡ahora sí! Revolución.
Hoy recomendamos a nuestros lectores, especialmente a los jóvenes que comienzan a andar el hermoso camino de pretender ser hombres y mujeres nuev@s un libro muy particular: El pensamiento económico de Ernesto Che Guevara de Carlos Tablada.
De este libro, del cual hay una edición –más o menos clandestina, por lo difícil de conseguir– de Monte Ávila, Caracas, 2006 no vamos a decir gran cosa, apenas vamos a citar unas frases de la camarada Celia Hart en el prologo a dicha edición: “Este libro, entonces, se convertirá en un cásico obligado. Por supuesto no lo digo yo, el mundo lo empieza a decir, no en balde tiene ya más de treinta ediciones, con medio millón de copias vendidas y muchas fotocopias pasadas de mano en mano”
Es imperativo estudiar el pensamiento político del Che y guiados por la mano, acertada, de Tablada podemos iniciar ese maravilloso camino.
Tatuy Televisión Comunitaria cuenta entre sus libros un ejemplar que está disponible para estudiarlo y para copiarlo. Además invitamos a los camaradas que nos organicemos en grupos de estudio, algunos de ellos pudieran ser por internet para desarrollarlo. La “práctica teórica” es la tarea, si permitimos que “dirigentes” sin teoría sigan cometiendo errores, seremos plenamente responsables de las consecuencias de esos errores.
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