9 ago. 2010

La Covacha Roja. Por Guillermo Altamar del Movimiento Integración Universitaria

Sobre la Iglesia

Hoy, cuando escuchamos las declaraciones de la jerarquía cupular de la iglesia, evidenciando su desprecio por la Revolución Bolivariana, debemos recordar la vocación de la elite religiosa y el papel ideologizante en el proceso de colonización y domesticación de la sociedad hasta convertirla en pieza del engranaje de la maquina que explota y oprime.

La iglesia es una estructura cuyo papel; al igual que la educación y el estado burgués, es el de reproducir una idea y una visión de mundo específica, así como garantizar la reproducción de esa ideología desde el sentido común. Pero es importante hacer la salvedad, de que el punto en cuestión no es el de soslayar la fe o la creencia de nuestro pueblo, se trata de señalar por el contrario, como se utiliza la fe y la creencia religiosa para imponer solapadamente una ideología que defiende los intereses de la clase minoritaria dominante que se ha beneficiado del sudor de nuestro pueblo.

Esa jerarquía de la iglesia afirma que el origen de la pobreza se debe a castigos divinos, así como la injusticia, la desigualdad social. Pretenden culpar al pueblo de su triste realidad, obligándolos a aceptar las más cruentas opresiones e infamias amparándose en el nombre de Dios.

Esa iglesia de élites acusó de hereje a Galileo porque afirmaba que la tierra era redonda, llegaron en 1492 acompañados de la espada colonizadora y bendijeron el genocidio contra poblaciones enteras por tener creencias distintas, culparon a Ezequiel Zamora de forajido y asesino para confundir al pueblo, legitimaron el derrocamiento contra Jacobo Arbenz por defender la soberanía, los Sandinistas fueron acusados de bandoleros, la población fue engañada y se perdió la Revolución Nicaragüense. Reprimieron a los jóvenes de la generación de Córdoba (Argentina) por exigir el acceso a la universalidad del pensamiento ante los dogmas educativos del catolicismo fundamentalista. En Venezuela, la iglesia nunca se pronunció por las masacres, desapariciones y torturas cometidas contra centenares de revolucionarios en la década de los años 60, santificaron al dictador Pedro Carmona Estanga durante los días del Golpe de Estado en Abril del 2002.

En síntesis la historia de la jerarquía de la iglesia en Nuestramerica ha sido del lado de los poderosos, los dictadores, por ello no es sorpresa para nadie que dirijan sus baterías contra la Revolución Bolivariana.

El Socialismo no es el reparto de la miseria, por el contrario es la distribución de la abundancia, es el reino de Dios en la tierra, de allí que recibimos con respeto a la teología de la liberación como corriente transformadora en nuestro continente, un cristianismo de base que no se detiene con golpes de pecho sino dirige su fe hacia la emancipación de la sociedad por un mundo de amor, solidaridad y justicia.

Cristo es Socialismo, necesitamos una iglesia para los pobres, no una jerarquía que se opone a los anhelos de la humanidad que se abraza cada día más a la esperanza que solo garantiza el socialismo.

¡CAMILO TORRES VIVE!

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