3 may. 2011

Una segunda reflexión...

“Agonía no es el preludio de la muerte, no es la conclusión de la vida. Agonía –como Unamuno escribe en la introducción de su libro– quiere decir lucha. Agoniza aquel que vive luchando; luchando contra la vida misma. Y contra la muerte”
J C M.

(Cita tomada del libro de Alberto Flores Galindo La Agonía de Mariátegui. La polémica con la Komintern. Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo, Perú, 1980)



En días pasados en medio de la emoción de los hechos, publiqué en este blog una declaración de principios “Yo soy de las FARC” Hoy intento esta segunda reflexión después de que, abrumado y adolorido, he visto una avalancha de explicaciones, reclamos y contra) explicaciones.

¿Por qué cito esta frase tan particular de Mariátegui? Voy a intentar explicarlo y perdónenme, voy hablar sólo en mi nombre. Creo que es una postura fácil la de escudarse en el anonimato que da el colectivo usándolo como excusa.

Cumplo dentro de unos días 65 años. Y desde que tengo 14 años, por allá por los años 60, al comenzar el liceo, tomé el camino de la lucha por la vida. Perdónenme pero cuando hablo de lucha no estoy haciendo retórica, es textual (en algunos momentos menos que en otros, pero textual). Las personas que me conocen saben que si algo he intentado, es la coherencia (no la pretensión, únicamente el intento de que lo qué digo y lo que hago se parezcan) Afortunadamente me he equivocado mil veces, mil veces he vuelto a empezar… Digo afortunadamente, porque eso prueba que soy simplemente un hombre, un simple y limitado hombre, que sólo es grande cuando se hace camino en la lucha con muchos otros hombres y mujeres.

Y en este camino, largamente andado, he sufrido, llorado, amado, reído, vivido, he agonizado mil veces en el dolor de los demás, en el dolor de los pueblos traicionados y en el mío propio. Han sido tantas las veces que he llorado la muerte, la caída o la traición (la peor forma de muerte) y son tantas las veces en que he preguntado ¿por qué no he sido yo? Y tantas veces he renacido, no sólo en una idea, no, también en una flor o en un pájaro o en una sonrisa.
Y aquí vamos. Todavía creo, todavía amo, todavía lucho…

No es simple la cosa. Hubiese sido preferible que muchas de las cosas que se han dicho en estos días no se hubiesen dicho nunca. Hubiera dado cualquier cosa, por ejemplo, por no haber oído la “explicación” que nuestro comandante dio ayer. Hay cosas que no se pueden explicar.
Sé que muchos me dirán ahora escuálido o traidor. Los que me conocen, saben que ninguna de las dos cosas es verdad. Saben dónde estaré yo mientras tenga aliento, saben de qué lado estaré en las luchas que se aproximan. Saben, siempre, donde podrán encontrarme.
Amigos, camaradas, muchachos, perdónenme, ¡pero hay cosas que no se pueden explicar, que no se pueden justificar y que por eso no se pueden aceptar!

El camino está ahí, no hay otro, es duro, oscuro-luminoso, extraño y cercano, pero es el camino. Una amiga me preguntaba ayer y ¿Por qué seguir luchando? ¿Cuál es la razón ahora? Le respondí sin dudar: La misma de siempre y la única, La Revolución. No hay otro camino, y ninguna “razón de estado” logrará hacer que lo abandonemos.

PLOMO (Patria Libre o Morir)

Edgar Gutiérrez

2 comentarios:

luis a paz dijo...

edgar yo tambien fui soy y sere un "terrorista" mis respetos

Cmdte UreñHa dijo...

Extraordinaria reflexión...

Alimenta Los Principios para el combate!