Las encuestas: sus retos, sus aportes, sus
proyecciones; todas sus posibilidades para hacer un análisis a fondo sobre una
problemática en particular creemos que nos permiten definir un hecho en su
totalidad a partir de números. Es lo que se conoce en metodología de la
investigación como análisis cuantitativo. En los escenarios electorales son
parte de la campaña, se usan para “fotografiar un momento”, determinar a través
de cifras la tendencia existente en la población votante a favor o en contra de
los candidatos en pugna. Para algunos es el paradigma, la principal ruta a
seguir para trazar tácticas y estrategias antes, durante e incluso después de
las campañas políticas; otros, como yo, las considero insuficientes y no
confiables, más aún, cuando la mayoría están penetradas por valores inclinados
a satisfacer la angustia numérica de los neoliberales en todos sus ámbitos. Hoy
desde las ciencias políticas, la antropología e incluso la sociología, la cual
ha hecho de las encuestas un dogma, sabemos que una realidad no se circunscribe
exclusivamente a factores numéricos, que las complejidades inherentes en
cualquier sociedad difícilmente se pueden analizar si se ubican sus
conclusiones en puramente porcentajes, cifras. Es necesario en estas elecciones
ser más creativos, más osados en nuestra relación con el electorado por medio
de las matemáticas: hasta las mismas estadísticas difundidas así lo señalan;
por ejemplo, da curiosidad saber ¿Qué ha pasado en la clase media venezolana y
su inclinación política? ¿Qué opinan los sectores aún en situación de pobreza? ¿Y
la población votante colombiana, con cédula venezolana, qué opina?, etc. A
veces he llegado a creer que en este país –en algunos sectores universitarios- se
cuenta más y poco se piensa. No es suficiente, insisto, el dato numérico para
conocer lo que le interesa al electorado en estos cruciales comicios, los
cuales hay que resaltarlo, se dirimirán no solamente con encuestólogos (serios
o no), sino además con psicólogos, comunicadores, abogados, sociólogos,
politólogos, economistas; en fin, en medio de múltiples disciplinas y oficios
ubicados precisamente en la sospecha metódica por prejuicios ideológicos que se
han posicionado casi como una regla inamovible en la exquisita intelectualidad
venezolana; beneficiara por demás en su mayoría, de las becas otorgadas por
Carlos Andrés Pérez. Como vemos mis sospechas no son únicamente del método
estadístico sino también de quienes hacen alarde de éste como única forma de
interpretar a nuestra sociedad atribulada aún de imaginarios puntofijistas y algunas miserias que
afloran por estos tiempos de estridencia electoral.
Lo que me preocupa además es que le estemos dando
demasiada preponderancia a la validación académica cuantitativa, dejando casi
por completo a un lado a otros investigadores que, bajo modelos más abiertos, más
multidisciplinarios y menos “rígidos” nos puedan decir lo que ocurre
políticamente en este instante de aciagos y reafirmaciones políticas.
Recordemos que las universidades excluyeron deliberadamente al marxismo como
herramienta epistemológica, rememoremos de qué manera el positivismo se impuso
y se avaló como el método que debería estar de forma omnipresente en nuestras
aulas a cualquier nivel. Sería interesante saber por ejemplo, qué opinan sobre
estas elecciones aquellos académicos que creen en las teorías de la Lucha de Clase, Materialismo
Histórico, Sistemas Complejos, en los modelos cualitativos, en el método
etnográfico; etc. Sería aún más interesante determinar cómo se contrasta o se
complementa el dato estadístico con el análisis del discurso de los estudios
cualitativos. Alain Garrigou, profesor de Ciencias Políticas en L´Université de
Paris X, en su texto La embriaguez de las
encuestas afirma que “El universo mediático de las encuestas apunta sus
focos sobre las personas y no sobre los programas y las ideas, sobre las
peripecias personales o conyugales y no sobre los problemas de la sociedad,
sobre los puestos ocupados en la carrera y no sobre la coherencia y el valor de
las proposiciones…. Más que contribuir a la democracia, las encuestas
participan en la transformación de la política en mercadeo”. No se trata de
desconocer las encuestas que se han divulgado, hacerlo sería negar una realidad
que está ahí presente en la población, sería ocultar además lo que está a la
vista de todos: el candidato de la oposición no incrementa su popularidad pese
a tener a su disposición todos los medios de difusión privados que
culturalmente se han posicionado en la psicología de nuestra sociedad por
décadas. Saquemos cuentas, sí, pero además hagamos otro tipo de estudios donde
podamos determinar la nueva identidad política que se ha constituido en la
última década en Venezuela, la cual difícilmente puede ser interpretada sólo en números o en una pregunta cerrada planteada
por los encuestólogos. El enfoque sinérgico de
diferentes tendencias metodológicas es el más recomendable para este caso y
requiere a su vez la asimilación de un paradigma multi y transdisciplinario.
Difícil sería contrastar o relacionar hechos como desigualdad social, pobreza,
reacción social, demandas sociales, desequilibrio económico; etc., con otros
aspectos como gobernabilidad, democracia, Revolución, liderazgo, partidos
políticos, Estado, libertades individuales, popularidad, tendencias
electorales; u otros, sino se les
estudia desde una perspectiva holística, integral, complementaria.
Mariano Ali
@aliperiodista
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