6 mar. 2013

Son las doce de la noche


Son las doce de la noche, está  dejando de ser 5 de marzo. Apenas comienza uno a salir del sopor del impacto, del trauma, de la sacudida. Ahora estoy aquí, solo en mi casa frente al computador. Bueno de verdad  no estoy solo todo un mundo de gentes y toda una avalancha de recuerdos me llenan. Hace unos minutos me serví una copa de ron, de buen ron venezolano, todavía no lo he probado, pero su aroma cubre espacios. Me lo serví pensando  en lo que hubiera dado por un día tomarme un ron con Chávez. Los que me conocen saben que no soy un tomador, de hecho considero una estupidez el licor como excusa para evadir… Pero ahora ni evado ni tomo… solo siento, huelo, recuerdo, necesito, espero, continuo, y por todo eso vivo….

Un 5 de marzo de 1960, en su discurso durante el acto póstumo por el asesinato, por el Imperio, de un centenar de personas en la explosión del vapor "Le Coubre" un día antes, Fidel Castro pronuncia por primera vez la frase “Patria o Muerte”. Frase que marcó de ahí en adelante el camino de la Revolución latinoamericana. Y quería decir Fidel entonces, y creo que lo dice aún, o tenemos patria o solo vale la pena morir.

Y el Che, en esos días tremendos decía que: "En nuestro afanoso oficio de revolucionarlo, la muerte es un accidente frecuente" Y su frase “Hasta la Victoria Siempre” aparece algo después (junto con el “Patria o muerte”) en la carta que para despedirse le envía a Fidel, cuando le anuncia que renuncia a todos sus cargos porque se dirige a otro campos de batalla.

¡Hasta La Victoria Siempre! ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!

Que duras y que inmensas suenan ahora esas palabras… Que necesarias y que indispensables son ahora…

Todos sabíamos que Chávez iba a morir, todos sabíamos, pero todos esperábamos que no muriera. No es simple la cosa. Estamos metidos en un lío inmenso. Y no por su muerte, no. Siento en este momento que él está más vivo que nunca. Estamos metidos en un lío  él y nosotros desde que asumimos  como forma de vida esas palabras y su contenido preciso.

Pero además, no solo nosotros sabíamos que Chávez iba a morir, especialmente él lo sabía, pues lo decidió así. Y lo decía: “Mi vida ya no es mía” “Yo ya no soy yo, soy un pueblo”. Él, pudo, con todo el derecho, haber dicho que tomaba un alto para salvar la vida. Y nadie hubiera podido reclamarle nada. Pero decidió vivir hasta morir, sin medir consecuencias…

Nosotros, todos los demás, esperábamos que no muriera. Unos seguramente por amor, otros quizá por necesidad… o por temor a quedar solos.

Sea cual sea la razón, ahora Chávez no está. Podemos decir lo que sea, pero ya no está… por lo menos no, de la misma manera. Ahora estamos solos,  nosotros (todos nosotros) y la historia… Y ahora nos toca actuar. Y por mucho miedo que tengamos, por muy grande que sea el dolor y la necesidad de su compañía, no queda otra… ¡Ahora nos toca actuar! O en caso contrario la historia no nos absolverá, más bien nos disolverá… Pues la historia no perdona las traiciones…
La era está pariendo un corazón, Chávez vive, vive… la lucha sigue, sigue…

Estamos metidos en tremendo lío  creo que es hora de que me tome ese trago de ron, de todas manera, no creo que pueda dormir… por ahora…

Ya es 6 de marzo desde hace rato…

2 comentarios:

anayadnerak dijo...

un abrazo combatiente... militancia y socialismo...hasta siempre comandante!

pankarta dijo...

http://www.archivocubano.org/especial_fidel2.html