Son las
doce de la noche, está dejando de ser 5
de marzo. Apenas comienza uno a salir del sopor del impacto, del trauma, de la
sacudida. Ahora estoy aquí, solo en mi casa frente al computador. Bueno de
verdad no estoy solo todo un mundo de
gentes y toda una avalancha de recuerdos me llenan. Hace unos minutos me serví
una copa de ron, de buen ron venezolano, todavía no lo he probado, pero su
aroma cubre espacios. Me lo serví pensando
en lo que hubiera dado por un día tomarme un ron con Chávez. Los que me conocen
saben que no soy un tomador, de hecho considero una estupidez el licor como
excusa para evadir… Pero ahora ni evado ni tomo… solo siento, huelo, recuerdo,
necesito, espero, continuo, y por todo eso vivo….
Un 5 de
marzo de 1960, en su discurso durante el acto póstumo por el asesinato, por el
Imperio, de un centenar de personas en la explosión del vapor "Le
Coubre" un día antes, Fidel Castro pronuncia por primera vez la frase
“Patria o Muerte”. Frase que marcó de ahí en adelante el camino de la Revolución
latinoamericana. Y quería decir Fidel entonces, y creo que lo dice aún, o
tenemos patria o solo vale la pena morir.
Y el
Che, en esos días tremendos decía que: "En
nuestro afanoso oficio de revolucionarlo, la muerte es un accidente
frecuente" Y su frase “Hasta la Victoria Siempre” aparece algo después
(junto con el “Patria o muerte”) en la carta que para despedirse le envía a
Fidel, cuando le anuncia que renuncia a todos sus cargos porque se dirige a
otro campos de batalla.
¡Hasta La Victoria Siempre! ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!
Que duras y que inmensas suenan ahora esas palabras…
Que necesarias y que indispensables son ahora…
Todos sabíamos que Chávez iba a morir, todos
sabíamos, pero todos esperábamos que no muriera. No es simple la cosa. Estamos
metidos en un lío inmenso. Y no por su muerte, no. Siento en este momento que
él está más vivo que nunca. Estamos metidos en un lío él y nosotros desde que
asumimos como forma de vida esas
palabras y su contenido preciso.
Pero además, no solo nosotros sabíamos que Chávez
iba a morir, especialmente él lo sabía, pues lo decidió así. Y lo decía: “Mi
vida ya no es mía” “Yo ya no soy yo, soy un pueblo”. Él, pudo, con todo el
derecho, haber dicho que tomaba un alto para salvar la vida. Y nadie hubiera
podido reclamarle nada. Pero decidió vivir hasta morir, sin medir
consecuencias…
Nosotros, todos los demás, esperábamos que no
muriera. Unos seguramente por amor, otros quizá por necesidad… o por temor a
quedar solos.
Sea cual sea la razón, ahora Chávez no está. Podemos
decir lo que sea, pero ya no está… por lo menos no, de la misma manera. Ahora
estamos solos, nosotros (todos nosotros)
y la historia… Y ahora nos toca actuar. Y por mucho miedo que tengamos, por muy
grande que sea el dolor y la necesidad de su compañía, no queda otra… ¡Ahora
nos toca actuar! O en caso contrario la historia no nos absolverá, más bien nos
disolverá… Pues la historia no perdona las traiciones…
La era está pariendo un corazón, Chávez vive, vive…
la lucha sigue, sigue…
Estamos metidos en tremendo lío creo que es hora de
que me tome ese trago de ron, de todas manera, no creo que pueda dormir… por
ahora…
2 comentarios:
un abrazo combatiente... militancia y socialismo...hasta siempre comandante!
http://www.archivocubano.org/especial_fidel2.html
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