[SEPA/Diario El Peso] Cuenta la secreta historia argentina, que los mayores héroes involuntarios de la independencia, fueron los negros y mulatos que a cambio de su libertad, o tal vez en agradecimiento por ella, integraron las filas del heroico “Regimiento de Pardos y Morenos” que comandado por el General San Martín encabezó la gesta de los Andes, libertadora del sur del continente.
Digo bien, “encabezó” pues conformaban la avanzada en contra de los ejércitos españoles, o sea la primera fila en la batalla. Semejante honor tuvo como efecto colateral y no deseado, que fueran pocos o casi ninguno los que sobrevivieron para ver el nacimiento de la Patria Grande, más allá que, como compensación, ingresaran con gloria y entre las trompetas angélicas a nuestro “Valhala” criollo de la mano del “improbable Falucho”, como lo llamaba Jorge Luis Borges
La sabia decisión del Padre de la Patria que podríamos describir como la “lógica de la guerra” o una suerte de pragmatismo lírico, no es original sino una réplica del esquema de otros grandes estrategas militares de todos los tiempos: “Los más débiles adelante”, lo que indicaría que si las circunstancias militares lo permiten, en caso de haber mujeres, niños y ancianos en las filas, éstos encabezarían los “Heroicos Regimientos mixtos Infanto-Geriátrico-Femeninos”. Una curiosa derivación de aquel lema que reza “las mujeres, niños y ancianos primeros” que tanto hemos disfrutados en las películas clase “B” de Hollywood.
De todos modos cuando existen grupos comandos, pertrechados y entrenados nunca se enfrentan con sus iguales sino con aldeanos desnutridos, casi desnudos y desguarnecidos. Ejemplo de ello es la notable desproporción de bajas militares norteamericanas en el conflicto de Irak [algo más de 4000 soldados en casi 10 años] frente a una cifra que oscila entre las 200.000 y 400.000 muertes en su mayoría civiles [otra vez mujeres, niños y ancianos]. Si los débiles deciden no ir al frente, el frente les llega a ellos.
Histórica imagen de un bombardeo a Vietnam
La idea de “los débiles primero” responde a una impronta darwiniana inspirada en la conducta de cualquier comunidad de animales [incluido el animal humano], que el lector puede husmear en programas de la TV documental, por ejemplo de “Animal Planet”. Los débiles son los primeros en morir o en ser sacrificados, cualquiera fuere la especie o la cultura de la que hablemos. ¿Acaso alguien ha visto como víctima propiciatoria a un tigre de bengala? No señor, los animalitos que Dios elige son los corderos, aquellos que quitan los pecados del mundo. ¡Qué metáfora!
En cualquier manada las primeras víctimas son los cachorros o los más viejos “extrema se tangenun”, pero la ley de las compensaciones y la sabiduría del cielo, hace que sean los últimos en otras circunstancias, por ejemplo en comer.
Niños Trabajando
El occidente ha dado claras muestras a lo largo de su historia, de respetar esta suerte de impronta biológica, recordemos los densos establecimientos fabriles de la Inglaterra Victoriana, pletóricos de niños trabajando con ahínco por algo menos que un poco de pan y agua.
No por nada, uno de sus hombres más notables, autor de una popular novela que fue adaptada para niños [“Los viajes de Gulliver”], en su trayectoria política tuvo una inquietante iniciativa, expuesta en su ensayo satírico titulado “Una Modesta Proposición”.
Niños entre adultos trabajando en la fábrica
Johnathan Swift, de él estamos hablando, propuso la construcción de mataderos infantiles, para que los padres pobres de Irlanda pudieran terminar con el hambre y todo sufrimiento de sus hijos y no se conviertan en carga para su propia familia ni para el resto de la sociedad alimentada [en aquella época no existían píldoras anticonceptivas y para los preservativos habrá que esperar hasta 1880].
La idea de Swift, “mutatis mutandi”, es coincidente con otra expresada por David Rockefeller que suele decir que el mundo estaría bastante mejor, con sólo 4.000 millones de personas, o sea casi 3000 millones de personas menos de las que hoy estamos.
Recordemos una exposición de sus ideas en la Onu
En un encuentro con autoridades argentinas, el magnate regaló al entonces Presidente, Néstor Kirchner el libro de Thomas Malthus “Ensayo sobre el principio de la población”.
No por nada Rockefeller admira la valentía y visión de nuestro Domingo Felipe Cavallo, ex Ministro de Economía de dos ex Presidentes argentinos [Carlos Menem y Fernando de la Rúa]. ¿Recordamos una de sus medidas más malthusiana o si se quiere darwiniana? Ante la crisis financiera argentina decidió bajar las remuneraciones de los jubilados, que ya de por sí eran bajas. No aumentó el impuesto a las ganancias [destinado a los que ganan], por el contrario se enfocó en el sector más débil de la sociedad: los viejos.
La crisis del año 2008 en Estados Unidos y Europa causada por unos pocos financistas internacionales sirvió para que el Presidente Barack Obama transfiriera la friolera de 700.000.000.000 US$ [setecientos mil millones de dólares] al mismo sistema bancario-financiero que la provocó. ¿Quiénes pusieron ese dinero? Los contribuyentes norteamericanos y los tenedores de bonos de la deuda y dólares de todo el mundo.
¿Acaso nos podemos sorprender por las últimas noticias que llegan de Japón? Antes, mucho antes del desastre natural que provocó la crisis nuclear en Fukushima y otras centrales, las empresas administradoras de las centrales nucleares contrataban personas para hacer las tareas de mantenimiento y limpieza más peligrosas, en los hechos, mortales. ¿A quienes contrataban? A indigentes por supuesto.
El problema de este esquema surge cuando los débiles ya no son útiles, por que no es económico su mantenimiento o explotación y hasta se vuelve peligrosa su mera existencia. No todos los días explota una central nuclear ¿Reaparecerá la modesta proposición de Johnathan Swift?
Amigo lector, si tienes la suerte de estar leyendo estas líneas en alguna computadora y disfrutando del internet y por otro lado, la mala suerte de no tener mucho más que eso o algún salario más o menos acomodado que te permite algunos placeres discretos, pero no muchos más: deberías estar preocupado. Alguien ya ha decidido tu destino y tarde o temprano vendrá por ti. Hoy tal vez no seas indigente como muchos otros que tampoco lo eran y luego se cayeron de las estadísticas.
Recuerda [ya lo dijo Bertrand Russell], que un cerdo vive feliz por que el amo le da de comer todos los días, sin percatarse que esa misma mano que lo alimenta, en algún momento lo pasará a degüello. ¿Te diste cuenta, querido lector, que casi no existen cerdos ancianos?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario