Acudimos
a este verso de Fito Páez porque refleja bien la situación que atraviesa la
Revolución Venezolana.
La realidad cachetea a la Revolución y no
queremos reaccionar, actuamos como el avestruz, insistimos en un suicida
"palante es pallá" y seguimos caminando, cómicos, hacia el abismo
anunciado.
Nos
encontramos en el medio de una crisis, la oligarquía navega en los titubeos de
la Revolución, cosecha en nuestros errores, manipula al pueblo humilde como lo
hace desde siglos: lo vuelve contra sus redentores. Ha tomado la iniciativa
política y ha atenuado la fuerza espiritual del Socialismo, que hemos
convertido en una serie de medidas incoherentes, de acciones epilépticas que no
emocionan. No hay objetivo estratégico, no dotamos al pueblo de razones sagradas
por las cuales luchar ni las enraizamos en su corazón.
La situación hoy es muy
grave, el desánimo cunde y asoma en el paisaje a pesar de los disimulos.
Negarlo, buscar culpables, es errar el blanco y llevar agua al molino enemigo.
Es necesario un alto en el camino y, sin miedo, buscar en la discusión seria,
en la argumentación rigurosa, la salida a los problemas.
Lo
primero a revisar es la pretensión de construir Socialismo con la ayuda del
capitalismo. Esta ingenuidad de pedirles que caven su sepultura está en el
origen de los problemas de hoy. Veamos
La Revolución conversó
con los capitalistas y desempolvó una teoría que permite justificar un pacto
económico con la burguesía. Ese es el problema. Aquello no fue una simple
conversación, fue una concertación, se confeccionó un plan restaurador con la
excusa de elevar las fuerzas productivas. Como era previsible el capitalismo siguió
siendo capitalista, buscando su ganancia, cuidando su sistema... y los
problemas del gobierno socialista que puso su esperanza en los oligarcas se
siguen agravando. Los burgueses no descansarán hasta derrocar a Maduro.
Entonces,
¿qué hacer?
Debemos
recuperar la fuerza de la Revolución, y ésta reside en un pueblo organizado,
con Conciencia del Deber Social, esto es, entendiendo que la solución de sus
problemas depende de la acción social y no individual, de un pueblo donde los
individuos se sientan miembros, responsables de toda la sociedad. Esta
conciencia y esta espiritualidad es la única fuerza capaz de construir mundos.
Esa debía ser la misión central de la Revolución.
Sin mezquindades, es la
hora de ofrecer el corazón, la hora de los hornos, de las grandes definiciones,
de la crítica dura. Somos privilegiados por encontrarnos en esta encrucijada de
resolver nuestros problemas de manera social, juntos, de fundar un mundo donde
las necesidades no sean beneficio del capital sino palanca para el crecimiento
del humano, o al contrario, de regresar a la esclavitud, a la miseria
espiritual y material de un capitalismo marginal que nos manipula.
La
hora requiere de los gobernantes el coraje de convocar al pueblo para las
grandes tareas, dirigirlo hacia el rescate del humanismo. Atreverse a romper
con el fraude capitalista y sus valores mercantiles.
2 comentarios:
El Grano de Maíz de hoy 15, termina con este párrafo:
"Con la incomprensión a nuestra crítica ésta pierde sentido, razón de ser, al contrario, corremos el riesgo de traer más daño al proceso que beneficio. De allí que en aras del amor a la Revolución, en honor a la memoria de Chávez, al que amamos como nuestro Comandante, en auxilio a la difícil tarea del Presidente Maduro, decidimos que, en este momento difícil cuando la realidad toca la puerta y certifica las teorías, nuestra mayor contribución es callar."
Independientemente de que aceptemos o no la postura del Camarada, es sin duda una situación que dice mucho...
He esperado varios días quer alguien más dijera algo hacerca de la contradiccion entre estos dos artículos del mismo autor. Nadie dice nada. Parece que de verdad, es preferible callar. Sólo les recuerdo una cosa: Una revolución donde lo mejor es callar NO puede ser revolución
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