“Abandonar el campo reformista y
tomar el revolucionarlo significa decidirse a luchar sin temor alguno, tener
seguridad de la victoria y desafiar, cual David, al gigantesco poderío
reaccionario, como lo han hecho todos los verdaderos revolucionarios de la
historia, incluso los revolucionarios burgueses. En esta conversión juega
importante papel la mentalidad de Poder, ya que la conquista de él es la
finalidad de todo movimiento político.”
Fabricio Ojeda
A veces es muy fácil asumir que las cosas que ocurren en la sociedad se dan de manera espontanea, sin premeditación, naturalmente. Desafortunadamente, salvo los acontecimientos dados por la naturaleza y sus leyes propias, la sociedad está regida por un orden, que a su vez es una fabricación del hombre.
Entonces, si afirmamos que el hombre actúa como piensa, ese
pensamiento no vino producto de las constelaciones divinas, ese pensamiento que
determina su comportamiento, responde a que en la sociedad, los que mandan, los
propietarios y explotadores, requerían masificar un pensamiento que legitimase
la explotación, la sumisión y la obediencia. Desde esa lógica se deriva una
negación, y ella es la revolución, que surge a partir de un sentido de
inconformidad frente al orden de las cosas (no es una condición determinante,
pero sería un inicio).
Entonces, si las revoluciones buscan romper con ese
pensamiento de domesticación, con esa explotación legitimada y legalizada por el
estado burgués. Entonces ¿por qué las revoluciones toman atajos que finalmente
restauran el mismo orden al cual se enfrentan? ¿Por qué es legítimo que se haga
una transformación revolucionaria con las armas melladas del capitalismo?
La respuesta, desde nuestra manera de interpretar el mundo,
seria por la culpa de los desvíos, esos que en nombre de la gobernabilidad,
terminan otorgándole camino al resurgimiento del orden que explota.
Cuando vemos en el informe del Banco Central de Venezuela,
que el crecimiento del Producto Interno en este primer trimestre se ubica en 5,
6 ello indica un nivel de crecimiento, luego el sector construcción aumenta un
30 % colocándose
como segunda actividad de ingreso después del petróleo, pero en el informe hay
algo que nos preocupa sobre manera y es que en cuanto al crecimiento del sector
no petrolero privado creció en un 6,3% por encima del total
nacional, teniendo un peso del 57, 7% en la economía del país. Nadie puede
negar el crecimiento y la inversión del gobierno para el desarrollo del país,
pero en el informe se demuestra que la oligarquía posee más del 50% de la
economía del país, no decimos tampoco que debemos desatar una represión
arbitraria y violenta contra los burgueses, este podría ser un argumento de los
reformistas para tildarnos de ultraizquierdistas, por ello aclaramos que no
proponemos una violenta y un radicalismo vacio, solo decimos que en una
revolución socialista , existe una lucha de clases, entre los que queremos la
propiedad social sobre los medios de producción bajo una conciencia socialista
y los que defienden la propiedad privada bajo una conciencia egoísta, los
atajos y desvíos conducen a la restauración y no podemos permitirnos esa
traición. Bajo este modelo de rentismo todos están tranquilos, pues el estado
se encarga que tanto burgueses como explotados coexistan pacíficamente dentro
del escenario de la repartición del petróleo, ello significa que estaríamos en
presencia de una revolución permitida, bajo el consenso de los explotadores, de
no corregir a tiempo la revolución engendraría desde sus filas su propia
destrucción.
La experiencia real de
estos híbridos socialismo – capital, solo han servido para demostrar la
voracidad sobre la cual actúa el capital para mimetizarse y destruir cualquier
intento revolucionario que intente destruirlo.
No hay términos medios,
la restauración ronda con fuerza en nuestras filas, urge determinar
revolucionariamente las medidas para la transición hacia el socialismo.
Venezuela posee unos rasgos característicos muy particulares, pero el
“inventamos o erramos” no puede ser una excusa para vaciar de contenido al
socialismo, como única alternativa de vida posible. Una revolución no debe
contar con el consenso o la venia de quien explota y oprime a nuestro pueblo. Con
razón Cisneros, uno de los grandes magnates de América Latina no opina
negativamente contra la Revolución Bolivariana, aunque todos sabemos que
conspira, con su supuesta imparcialidad informativa con su canal de televisión,
finalmente concede el permiso para que la Revolución avance siempre y cuando no
atente con sus cuotas de poder, aquí se encuentra una gran contradicción, que
nuestro comandante Che denunciaba de manera casi profética cuando la Nueva
Política Económica empleada en la Rusia Soviética para salir de una coyuntura,
se termino convirtiendo en el sepulturero del socialismo, pues la conciencia y
el hombre nuevo quedaron relegados por la vigencia del cálculo económico y las
leyes del mercado.
Está prohibido sepultar
al socialismo en su nombre el avance de nuestra revolución está determinado por
la victoria o la derrota de la ideología reformista y pequeñoburguesa, los
socialistas debemos librar esta gran batalla, sin perder al enemigo histórico
los capitalistas francos y las amenazas imperiales. Socialismo Autentico contra
el abismo que conducen los desvíos restauradores. Con la irreverencia y la
lealtad lo decimos.
¡NO HAY PUEBLO VENCIDO!
* guillermoaltamar@gmail.com
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