Los gobiernos capitalistas construyeron casas, pero siempre los humildes siguieron sumergidos en la miseria material y espiritual. Su vida permaneció en un tiovivo de necesidades materiales insatisfechas y de espiritualidad aplastada, sin más objetivo que sobrevivir a un mundo que les era hostil.
En el capitalismo lo material se contempla separado de lo espiritual, o mejor, lo material aplasta a lo espiritual. El hombre del capitalismo sólo se realiza en lo material, en el tener, lo espiritual se relega a planos inferiores, se crea así un desasosiego que intenta inútilmente calmar con fármacos, drogas, licor. El hombre del capitalismo está condenado a la incertidumbre de una escisión que le impide reconocerse, lo transforma en una maquina de consumir y producir, lo aleja de su humanidad.
En ese mundo la satisfacción de las necesidades es una actividad individual, egoísta y fragmentada. El Estado estimula la solución mezquina.
Aquí en Venezuela, país de capitalismo rentista, el logro no estaba relacionado con el esfuerzo social. La satisfacción de las necesidades fue un método electoral, nunca de formación de patria.
Así funciona el mundo del capitalismo, su esencia es la fragmentación entre lo espiritual y lo material. El capitalismo no concibe otra recompensa que lo material. “Dame una casa” es una transacción que se sustenta en la lógica capitalista: una mercancía se cambia por otra mercancía: casa por filiación, lámina de zinc por voto, beca por inclinación.
La vida del hombre, su tiempo es dilapidado en un buscar recompensas materiales que son inútiles para saciar unas necesidades infinitas. Así construyen un pueblo de clientes y unos gobiernos mercachifles.
Ahora con el Gobierno Revolucionario todo cambió, todo debe cambiar: las necesidades deben ser otras, y su satisfacción de otra manera. “Dame una casa” debe ir acompañado de “dame una vida”, “dame un sentido”, “libérame de la lógica capitalista”, “comencemos a ser humanos”, “dejemos de ser mercancías o despojos sociales aferrados con desespero a los márgenes de la sociedad que consume”. “Dame una casa” debe significar ¡construyamos juntos un nuevo mundo!
Esta es tarea esencial de la Revolución, cambiar el sistema de necesidades y el sistema de satisfacción de esas necesidades.
La manera como resolvamos lo material determinará la formación de conciencia. Si lo hacemos sin participación de la sociedad estaremos, en el mejor de los casos, satisfaciendo necesidades pero afianzando la espiritualidad capitalista, creando los sepultureros del Socialismo. Si la solución la acompañamos de un gran movimiento de masas, elevaremos la Conciencia Revolucionaria y seremos invencibles.
Debemos ser protagonistas de los logros materiales y espirituales, así nos haremos sociedad consciente, autores del futuro.
Para eso es necesario una fuerte campaña de construcción de casas y, simultáneamente, una campaña cultural de formación de la nueva conciencia social, una racionalización de las necesidades y, sobre todo y determinante, dotar al ser humano de un sentido, de razones sagradas por las cuales vivir.
El sentido del hombre del Socialismo no es simplemente lo material, es la unión, el reencuentro de lo material con lo espiritual, esa fusión de sus dos mitades separadas por el capitalismo, lo integra, lo completa, le da contenido a su vida, garantiza la edificación de un nuevo mundo, viable. En otras palabras, el sentido del humano es reencontrarse con el humano, ese es el Buen Vivir.
Más importante que la contabilidad de casas es la construcción de la conciencia, de la cultura humanista, del sentido de sociedad. Un hombre encontrado, integrado con su humanidad, es capaz de resistirlo todo, de construirlo todo. Un hombre apresado en lo material es frágil presa de sus verdugos.
La construcción de casas no puede ser exclusiva tarea del gobierno, es imprescindible convertirla en una movilización, un aluvión popular que complemente el enorme esfuerzo del Estado. La construcción de viviendas debe ser una escuela de Revolución, ocasión para acerar el espíritu social.
Cada obra convertida en una cátedra de humanismo, de Socialismo. El Trabajo Colectivo Voluntario rayo de fraternidad que ilumine a toda la sociedad, el camino al Socialismo sembrado de casas y de Conciencia Social
Periódicos, boletines, programas de radio, televisión, deben surgir de la gran faena de edificación de hogares y de las conciencias nuevas. Por cada construcción un círculo de estudio, millones de casas, y millones de centros de superación humana, de Revolución.
El ejemplo debe germinar en todos lados. El Consejo de Ministros encargarse de levantar, con su esfuerzo físico, unas casas, lo mismo el Congreso, los diputados deben ser vanguardia en la tarea social, demostrar que somos un pueblo activo en la solución de los problemas y no simples receptáculos inermes, que este pueblo con amor paga el amor.
Los Consejos Comunales, preferiblemente unidos, deben participar con su esfuerzo en la construcción de casas, Las alcaldías, las Comunas, los movimientos sociales, las mujeres, las Misiones, todos, encendidos y hermanados en el desafío de las viviendas, y en la formación de conciencia.
Los Ministerios, con sus Ministros de primero, deben ser parte de la ola que ya se comienza a sentir. Los obreros, las fábricas deben estremecerse frente a la tarea, ellos deben ser vanguardia.
La Fuerza Armada Bolivariana debe ser columna de este esfuerzo constructor de casa y fragua de pueblo socialista y bolivariano. El Ejército de Bolívar vuelve a Carabobo, a Junín, Ayacucho, y fundido con el pueblo forma un solo cuerpo que es patria.
Al Partido y también al Polo Patriótico, incumbe ser nervio central del estremecimiento social de la promoción masiva de viviendas. Difícil encontrar una tarea más importante y más prometedora, más política que esta: unir las necesidades materiales con la formación, unir materialidad con espíritu es oportunidad única para avanzar. Aquí comienza la marcha hacia el triunfo seguro del 2012.
El Trabajo Voluntario Colectivo es escuela y solución.
Las emulaciones serán acicate de la obra, los mejores recibirán reconocimientos morales. Cada día, cada hora se deben emitir partes de la tarea. Los rezagados recibir estímulos morales, ayuda, las vanguardias recibirán aliento. Todos sentirán que este pueblo heredero de Bolívar despertó, está luchando por su futuro. Nuestra obra asombrará al mundo.
Tan importante como la construcción de casas es la emoción que se desprenda del trabajo en común, del saber que unidos podemos enfrentar cualquier problema. Es necesario revivir el espíritu de la independencia cuando los soldados patriotas, en el decir del Libertador, no tenían más aliciente que el emanado de cumplir el deber con la sociedad, con la patria, esa es su gloria.
La meta se debe cumplir, y con ella debe emerger una nueva sociedad, consciente de su fuerza, nuevas relaciones entre nosotros, más hermanos. Alegría.
Sólo una sociedad movilizada, organizada, con altos niveles de Conciencia del Deber Social puede fundar el Socialismo. Y sólo el Socialismo puede salvar a la humanidad del camino suicida que es el capitalismo. Siendo así, haciendo casas socialistas, estamos contribuyendo a la sobrevivencia de la especie, porque estamos haciéndonos socialistas.
Que nadie se quede sin participar, siempre algo habrá que hacer, pegar un ladrillo, colar café, acompañar con música, manejar un camión, batir la mezcla. Todos al trabajo físico. ¡Comandante cumpliremos la meta, y más todavía, construiremos casas y nos construiremos Socialistas!
En el capitalismo lo material se contempla separado de lo espiritual, o mejor, lo material aplasta a lo espiritual. El hombre del capitalismo sólo se realiza en lo material, en el tener, lo espiritual se relega a planos inferiores, se crea así un desasosiego que intenta inútilmente calmar con fármacos, drogas, licor. El hombre del capitalismo está condenado a la incertidumbre de una escisión que le impide reconocerse, lo transforma en una maquina de consumir y producir, lo aleja de su humanidad.
En ese mundo la satisfacción de las necesidades es una actividad individual, egoísta y fragmentada. El Estado estimula la solución mezquina.
Aquí en Venezuela, país de capitalismo rentista, el logro no estaba relacionado con el esfuerzo social. La satisfacción de las necesidades fue un método electoral, nunca de formación de patria.
Así funciona el mundo del capitalismo, su esencia es la fragmentación entre lo espiritual y lo material. El capitalismo no concibe otra recompensa que lo material. “Dame una casa” es una transacción que se sustenta en la lógica capitalista: una mercancía se cambia por otra mercancía: casa por filiación, lámina de zinc por voto, beca por inclinación.
La vida del hombre, su tiempo es dilapidado en un buscar recompensas materiales que son inútiles para saciar unas necesidades infinitas. Así construyen un pueblo de clientes y unos gobiernos mercachifles.
Ahora con el Gobierno Revolucionario todo cambió, todo debe cambiar: las necesidades deben ser otras, y su satisfacción de otra manera. “Dame una casa” debe ir acompañado de “dame una vida”, “dame un sentido”, “libérame de la lógica capitalista”, “comencemos a ser humanos”, “dejemos de ser mercancías o despojos sociales aferrados con desespero a los márgenes de la sociedad que consume”. “Dame una casa” debe significar ¡construyamos juntos un nuevo mundo!
Esta es tarea esencial de la Revolución, cambiar el sistema de necesidades y el sistema de satisfacción de esas necesidades.
La manera como resolvamos lo material determinará la formación de conciencia. Si lo hacemos sin participación de la sociedad estaremos, en el mejor de los casos, satisfaciendo necesidades pero afianzando la espiritualidad capitalista, creando los sepultureros del Socialismo. Si la solución la acompañamos de un gran movimiento de masas, elevaremos la Conciencia Revolucionaria y seremos invencibles.
Debemos ser protagonistas de los logros materiales y espirituales, así nos haremos sociedad consciente, autores del futuro.
Para eso es necesario una fuerte campaña de construcción de casas y, simultáneamente, una campaña cultural de formación de la nueva conciencia social, una racionalización de las necesidades y, sobre todo y determinante, dotar al ser humano de un sentido, de razones sagradas por las cuales vivir.
El sentido del hombre del Socialismo no es simplemente lo material, es la unión, el reencuentro de lo material con lo espiritual, esa fusión de sus dos mitades separadas por el capitalismo, lo integra, lo completa, le da contenido a su vida, garantiza la edificación de un nuevo mundo, viable. En otras palabras, el sentido del humano es reencontrarse con el humano, ese es el Buen Vivir.
Más importante que la contabilidad de casas es la construcción de la conciencia, de la cultura humanista, del sentido de sociedad. Un hombre encontrado, integrado con su humanidad, es capaz de resistirlo todo, de construirlo todo. Un hombre apresado en lo material es frágil presa de sus verdugos.
La construcción de casas no puede ser exclusiva tarea del gobierno, es imprescindible convertirla en una movilización, un aluvión popular que complemente el enorme esfuerzo del Estado. La construcción de viviendas debe ser una escuela de Revolución, ocasión para acerar el espíritu social.
Cada obra convertida en una cátedra de humanismo, de Socialismo. El Trabajo Colectivo Voluntario rayo de fraternidad que ilumine a toda la sociedad, el camino al Socialismo sembrado de casas y de Conciencia Social
Periódicos, boletines, programas de radio, televisión, deben surgir de la gran faena de edificación de hogares y de las conciencias nuevas. Por cada construcción un círculo de estudio, millones de casas, y millones de centros de superación humana, de Revolución.
El ejemplo debe germinar en todos lados. El Consejo de Ministros encargarse de levantar, con su esfuerzo físico, unas casas, lo mismo el Congreso, los diputados deben ser vanguardia en la tarea social, demostrar que somos un pueblo activo en la solución de los problemas y no simples receptáculos inermes, que este pueblo con amor paga el amor.
Los Consejos Comunales, preferiblemente unidos, deben participar con su esfuerzo en la construcción de casas, Las alcaldías, las Comunas, los movimientos sociales, las mujeres, las Misiones, todos, encendidos y hermanados en el desafío de las viviendas, y en la formación de conciencia.
Los Ministerios, con sus Ministros de primero, deben ser parte de la ola que ya se comienza a sentir. Los obreros, las fábricas deben estremecerse frente a la tarea, ellos deben ser vanguardia.
La Fuerza Armada Bolivariana debe ser columna de este esfuerzo constructor de casa y fragua de pueblo socialista y bolivariano. El Ejército de Bolívar vuelve a Carabobo, a Junín, Ayacucho, y fundido con el pueblo forma un solo cuerpo que es patria.
Al Partido y también al Polo Patriótico, incumbe ser nervio central del estremecimiento social de la promoción masiva de viviendas. Difícil encontrar una tarea más importante y más prometedora, más política que esta: unir las necesidades materiales con la formación, unir materialidad con espíritu es oportunidad única para avanzar. Aquí comienza la marcha hacia el triunfo seguro del 2012.
El Trabajo Voluntario Colectivo es escuela y solución.
Las emulaciones serán acicate de la obra, los mejores recibirán reconocimientos morales. Cada día, cada hora se deben emitir partes de la tarea. Los rezagados recibir estímulos morales, ayuda, las vanguardias recibirán aliento. Todos sentirán que este pueblo heredero de Bolívar despertó, está luchando por su futuro. Nuestra obra asombrará al mundo.
Tan importante como la construcción de casas es la emoción que se desprenda del trabajo en común, del saber que unidos podemos enfrentar cualquier problema. Es necesario revivir el espíritu de la independencia cuando los soldados patriotas, en el decir del Libertador, no tenían más aliciente que el emanado de cumplir el deber con la sociedad, con la patria, esa es su gloria.
La meta se debe cumplir, y con ella debe emerger una nueva sociedad, consciente de su fuerza, nuevas relaciones entre nosotros, más hermanos. Alegría.
Sólo una sociedad movilizada, organizada, con altos niveles de Conciencia del Deber Social puede fundar el Socialismo. Y sólo el Socialismo puede salvar a la humanidad del camino suicida que es el capitalismo. Siendo así, haciendo casas socialistas, estamos contribuyendo a la sobrevivencia de la especie, porque estamos haciéndonos socialistas.
Que nadie se quede sin participar, siempre algo habrá que hacer, pegar un ladrillo, colar café, acompañar con música, manejar un camión, batir la mezcla. Todos al trabajo físico. ¡Comandante cumpliremos la meta, y más todavía, construiremos casas y nos construiremos Socialistas!
2 comentarios:
Pocas veces me da tiempo leer tanta información que llega a mi correo. Gracias por tan buen aporte. Estamos en sintonía con los sucesos, con el despertar, con el trabajo algunos mas otros menos pero queriendo que los humanos tengamos claro la verdad. Gracias
Pocas veces me da tiempo leer tanta información que llega a mi correo. Gracias por tan buen aporte. Estamos en sintonía con los sucesos, con el despertar, con el trabajo algunos mas otros menos pero queriendo que los humanos tengamos claro la verdad. Gracias
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