El cursillo consta de diez breves artículos publicados en la columna: “Correspondencia del Taller y el Campo” del periódico del PCM: El Machete. Apareció entre el número 67 (3ª semana de junio de 1927) y el número 77 (27 de agosto de 1927). Estos artículos han sido tomados del libro: Julio Antonio Mella en El Machete de Raquel Tibol.
I. ¡¡Un paso más!!
Podemos decir sin jactancia alguna que El Machete es el periódico proletario de México que más corresponsales tiene. La gran campaña iniciada desde hace meses ha dado sus resultados. Pero ahora hay algo más que hacer. Los corresponsales de nuestro semanario van a tomar un curso libre a través de estas columnas, para perfeccionarse. Vamos a convertir a cada camarada en un corresponsal que no tenga nada que envidiar a los corresponsales de la prensa diaria burguesa. Todos los secretos del periodismo, todas las recomendaciones, toda la experiencia de los corresponsales de otros diarios del mundo, van a desfilar por estas columnas para el perfeccionamiento de los compañeros que lo escriben.
La conquista de los corresponsales obreros y campesinos ha sido una sólida viga de hierro en el edificio de la revolución social que estamos construyendo por medio de nuestras columnas y del Partido Comunista. Ahora, el perfeccionamiento de estos corresponsales, su educación y preparación como periodistas será, para continuar con el símil anterior, una magnífica y útil decoración a este mismo edificio.
¡Un paso más!, compañeros, un paso más hacia la conquista de nuestro ideal: la Republica Socialista de Obreros y Campesinos de México.
Así, paso a paso, llegaremos.
El Machete, Núm. 67, 3ª semana de junio de 1927
II. Brevedad y concisión: dos virtudes fundamentales del periodista
¿Qué significa ser breve y conciso? No decir una palabra más ni menos e lo que es necesario y expresar cada idea con el mínimo de palabras.
La brevedad es una virtud fundamental porque el periódico de los proletarios lo forman unas cuantas hojas que deben recoger todas las palpitaciones de la vida mundial que tengan interés para la clase trabajadora. Si usted no es breve roba espacio, impide que se puedan poner otras notas tan interesantes o más que la suya. No ser conciso, es decir, escribir más de lo necesario, constituye también una grave falta en un periodista. El periódico semanal o diario es una conquista de la vida moderna. Y, en esta época de grandes industrias, de vuelos trasatlánticos en menos de 40 horas, todo el que vive de veras, vive algo rápidamente. Por lo tanto, si usted, querido corresponsal, escribe algo más de lo necesario, no va a conseguir que su trabajo sea leído por todos, lo que debe ser aspiración de un buen periodista.
El Machete, Núm. 68. 25 de junio de 1927
III. La unidad
¿Cómo ser breve y conciso, sin dejar de expresar lo necesario? Vamos a intentar decir de qué manera. Cada artículo, información o crónica debe tener una sola idea central.
Esta idea central debe guiar al escritor durante todo el desarrollo del trabajo. Debe cuidar que nuevas ideas —"ideas parasitas"— no vengan a su mente y sean como hongos u otras plantas alrededor de un grueso tronco. Así se tendrá ganada la concisión. Nada, fuera de lo necesario para explicar la idea central, ocupará lugar. Es útil recomendar que los artículos se escriban dos veces siempre. Primero, un borrador. Una vez terminado este, debe corregirse bajo los siguientes aspectos: de acuerdo con lo expuesto, para ver si es breve y conciso, todo lo superfluo debe quitarse. Una segunda revisión, de lo que reste, será para aclarar bien los términos y palabras; se verá, antes que nada, si cada palabra indica lo que el escritor tenia en mente. Una buena manera de hacer este trabajo de análisis es "olvidar" lo escrito y ponerse en la disposición de un lector que va a conocer lo que hemos escrito. De esta manera se podrá dar cuanta todo corresponsal el efecto que va a causar en sus lectores lo escrito.
El Machete Número 68, 25 de junio de 1927.
IV. Cómo expresar ideas
Después de la brevedad y la concisión, nada más interesante para el periodista que la forma de expresar ideas. Esto podrá parecer una simpleza; pero no todos saben expresar con propiedad las ideas, y muchos se creen incapacitados. ¿Qué es una idea? No vamos a contestar repitiendo la definición de un tratado de psicología. Esta es una sección popular. Una idea es para todos los compañeros la representación, la imagen de una cosa de la realidad que se la representan en su cerebro y desean expresarla por la palabra escrita o hablada. También pueden venir comentarios, deducciones, de acuerdo con sus conocimientos y experiencias anteriores, y que llamaríamos, no con mucha exactitud, ideas originales, porque las “produce” su cerebro. Las primeras serían reales porque representan la realidad.
Pues bien, no hay un ser humano que no tenga ideas y no las sepa expresar de algún modo. Algunos afirman que hasta los animales tienen ideas y las expresan, como el perro que ladra ante un extraño. Todo el mundo está constantemente transmitiendo ideas a sus amigos en las conversaciones. Nadie puede, por lo tanto, declararse incapacitado para “expresar sus ideas” en el periódico.
Es necesario, después de lo dicho, señalar algunas conclusiones:
1.Todo mudo puede expresar ideas con solo fijar bien en su mente lo que ha visto: la acción del patrón o del capataz, el atropello de los guardias blancos de los federales.
2.Debe ser expresada esta idea con la misma naturalidad y espontaneidad con que se habla a un amigo o se cuenta cualquier suceso familiar.
3.Debe huirse de todo lo artificial, es decir, de palabras huecas, “literarias”, “cursis”, párrafos inútiles, que no son comentarios naturales, ideas originales, sino “frases hechas” que se han quedado en nuestra cabeza, producto de las lecturas de libros de otros autores. Esto es muy común, a veces sin darse cuenta el mismo escritor.
Los camaradas deben ensayar y escribir para El Machete, que es el periódico para la defensa de sus intereses. Si algo no está bien, aquí se arreglará. Nadie nació sabiendo, y un obrero ni después de nacer puede aprender, como no sea con la práctica.
El Machete, Núm. 69, 2 de julio de 1927
V. La Estructura de los artículos
Una vez conocido todo lo expuesto en esta sección en los números pasados, nada más importante quela escritura de los artículos. Sabemos ya cómo fundir el bronce, necesitamos ahora saber cómo hacer el molde. Para esto, como para las cosas anteriores, no puede haber una regla infalible, de hierro. Pero si son útiles las sugestiones. Como tales se dan estas reglas:
Un artículo informativo como los que escriben los corresponsales, debe tener un título que reúna estas condiciones: ha de expresar claro lo que es la parte fundamental, y expresarlo de una manera sugestiva, llamativa.
Julio Antonio Mella en México Debe entrarse inmediatamente a la materia, diciendo lo ocurrido, el lugar, la fecha –si es importante–, etc. Hay, que huir de hacer un “prólogo” para cada artículo. Este “prólogo” no debe ser ni literario ni filosófico, es decir, a los lectores no les interesa, por ejemplo, cómo “estaba el Sol”, cómo estaba “su alma” o “su corazón”. Tampoco interesa a los lectores que se les haga para cada información una síntesis de las doctrinas que el escritor sustenta.
Después de esta parte, que llamaríamos la exposición de los hechos, debe venir el juicio propio del corresponsal sobre el asunto. Aquí tampoco es el lugar de lanzar maldiciones o lamentaciones. El juicio propio debe consistir en relacionar el asunto tratado –pero con datos exactos, no con divagaciones– con la política general de lugar, con los intereses y la política de los que mandan allí: el gobernador, el dueño de la fábrica, el cacique, el militar, etc. Un hecho no sucede aisladamente. Tiene siempre relación, si es contrario a los intereses de los trabajadores, con la organización social, política y económica en general. Enseñar esos hilos entre toda la tela de araña que nos cubre en la sociedad capitalista, es hacer labor de gran convencimiento revolucionario.
Finalmente, alguna sugestión práctica debe ser dada, según el pensar el corresponsal, para remediar la situación o luchar contra ella. Con esto basta. Así habrá lugar para todos los corresponsales.
El Machete, Num. 70, 9 de Julio de 1927
VI. El Periódico de y para todos
Nuestra primera tarea inmediata, aquella en que debemos concentrar todas nuestras actividades, es la solidificación del órgano nacional del partido. Para Lenin, en los comienzos del movimiento bolchevique ruso, la organización de un “periódico nacional” era el primer paso. Hoy en México, como en la Rusia de 1901, padecemos de dispersión. “La mayoría de los socialdemócratas (el partido de donde salieron los bolcheviques) están sumergidos en la obra localista, lo cual estrecha sus puntos de vista, limita sus actividades y daña sus habilidades”.
La situación fraccionada de México, la política particular de los Estados favorece el fraccionamiento y dispersión del trabajo del partido. Un periódico nacional de intensa circulación será el que luche y hasta contribuya poderosamente a la unificación y nacionalización (en el sentido unitario), del movimiento obrero y campesino de México.
Hay que cambiar la educación personal que los miembros del partido pueden hacerse con sus libros, lo mismo que la agitación y propaganda en los pequeños círculos, por la educación y la propaganda en los pequeños círculos, por la educación y la propaganda a escala nacional por medio del periódico nacional. Esta labor no es solamente del Comité Ejecutivo y de la redacción del órgano oficial del partido, sino que ha de ser también obra de las locales del partido, de las células en las fábricas, de los simpatizantes en general. Todos deben enviar noticias de los sucesos y su opinión sobre los asuntos locales y nacionales. Por medio del periódico nacional vamos a interesar a todas las secciones revolucionarias del país para pensar con el verdadero criterio socialista.
Los agentes y corresponsales son la base del trabajo. Pero ellos tienen que trabajar en contacto con las locales del partido. Agentes, corresponsales y locales son los que permitirán hacer el periódico nacional y efectivo. Es de esperar que esta labor se coordine por los distintos camaradas. Claro es que no se intenta que el periódico trate solamente las cuestiones puramente nacionales. Por el contrario, gran parte de la vida del mismo ha de venir de la exposición de la situación local, estatal; pero nunca podrá olvidarse que el régimen que nos oprime no es ya nacional, siquiera, sino internacional.
Solamente estando escrito por todos y expresando el sentir de toda la masa, en sus varias manifestaciones, el periódico será útil. Vendrá a ser un inmenso fuelle soplando en todos los lugares donde exista el descontento de una lucha de clases, para encender la hoguera general.
El Machete, Núm. 71, 23 de julio de 1927
VII. El periódico político nacional
Antes que nada, demos una interpretación popular y clara de o que es política. Todo acto o declaración que se haga sobre el régimen social actual es un acto político porque se relaciona con el Estado, la institución política por excelencia. Se dice, por ejemplo, que una huelga es política cuando no se limita a un movimiento económico, a hacer demandas puramente económicas, sino que demanda cambios en la organización política capitalista o choca con esta. Como se ve, el concepto comunista de política no tiene nada que ver con lo que se entiende casi siempre por política: caudillaje, asalto a los puestos públicos, sucias maniobras electorales.
Mural Diego Rivera en la SEPUn órgano nacional político no será, como podría decir cualquier ignorante o mal intencionado, un órgano para apoderarse de los puestos públicos y para beneficiar a los “águilas”. No. Ese órgano será el periódico político de los comunistas y de todos los simpatizantes. Por las campañas de El Machete ya hemos levantado el entusiasmo para el ataque en el terreno económico. Los obreros dicen todo lo que les pasa en la fábrica y en el sindicato; los campesinos cuentan lo que ocurre en sus rancherías o comunidades. Pero ahora es necesario dar un paso más: es necesario que cada trabajador sepa dirigir sus críticas hacia el Estado capitalista. Eso es la lucha política. Un órgano para esta lucha queremos hacer de El Machete cuando decimos que sea el órgano político nacional de los obreros y campesinos.
Queremos que en él se denuncien, al mismo tiempo que otras cuestiones, las injusticias, fallas y abusos de la estructura política del país, que es el Estado capitalista, y se propongan cosas mejores.
Solamente acusando al Estado capitalista, luchando por convertirlo en un Estado proletario, levantando la capacidad de la clase obrera para que adquiera conciencia de sus derechos y del valor de su fuerza.
El Machete, Núm. 72, 23 de julio de 1927
VIII. El periódico como organizador colectivo
Un periódico, órgano oficial de un partido de clase, tiene una función importantísima, además de la de propaganda en todas sus formas y de la creación de la unidad de pensamiento en el partido. El periódico debe ser el mejor organizador colectivo. El partido debe enseñar a resolver los problemas de cada día desde las columnas de El Machete. Los problemas de organización de cada una de las entidades el partido deben encontrar una solución. Cómo se organiza una célula de barrio, de taller o de campo. Cómo debe funcionar. Cuáles son sus fines revolucionarios. Cuál es el trabajo político, sindical y de propaganda de las locales. Cómo se reparte la propaganda. Todos estos temas es necesario tratarlos –se tratarán uno a uno− para hacer del periódico lo que debe ser: un organizador colectivo.
Pero la enseñanza no puede venir de la simple exposición teórica de la doctrina y de los principios de organización. Para que el periódico de resultado como organizador, es necesario que todos expongan sus experiencias, lo mismo cuando fracasan que cuando triunfan. Nosotros no somos burgueses hipócritas para ocultar nuestros fracasos e ineptitudes. El análisis de un fracaso puede impedir otros fracasos, y un triunfo prepara el terreno para los triunfos de los demás compañeros.
Desde el próximo número existirá una sección especial de organización en El Machete para discutir los problemas de organización del partido. En esa sección se expondrá teóricamente la organización, y después se discutirán los ensayos, hasta darle al partido la estructura férrea que necesita un Partido Comunista.
El primer tema que se discutirá en varios números hasta su realización completa es la organización de las células.
El Machete, Núm. 73, 30 de julio de 1927
IX. Temas de organización: Campaña de reclutamiento
Para que la organización de las células, la base orgánica del partido, pueda ser efectiva, hay que ampliar más las filas de las locales.
Es innegable que se han hecho muchos progresos en lo que respecta a la entrada de nuevos miembros. En esta campaña la local de México va a la cabeza. Pero mientras todos los que deben estar en el partido no lo estén, no será posible darles una organización sólida que ponga las bases del partido de masas que queremos.
Antes de la campaña por la organización celular hay que hacer una campaña de todas las locales a un tiempo para el ingreso de nuevos miembros. Lo primero que debemos tener en cuenta es el gran número de simpatizantes que tiene el partido. Gran parte de ellos puede convertirse en miembros activos si se les sabe atraer. El Machete está imprimiendo y distribuyendo estratégicamente 7,000 mil ejemplares. Esto indica más del doble de lectores, si se tiene en cuenta que en las fábricas y rancherías cada ejemplar es leído por muchos compañeros.
Desde estas páginas haremos una campaña nacional para el reclutamiento de nuevos miembros. Todos los simpatizadores que asiduamente leen el órgano del partido; todos los compañeros que ayudan en los trabajos sindicales a los miembros del partido; todos los corresponsales y agentes que han demostrado su amor a la causa comunista sin formar parte del partido; todos los socialistas y revolucionarios honrados que no encuentran ambiente en los partidos “moderados” tienen su puesto en el Partido Comunista. Todos los luchadores sindicales que quieren y no saben cómo destruir al capitalismo deben venir al Partido Comunista para emprender la verdadera ruta.
El Machete, Núm. 76, 20 de agosto de 1927
X. Agitación y propaganda*
Asesinato de Julio Antonio Mella - El MachetePara la captación de nuevos miembros, nada más importante que la propaganda metódica, especializada y práctica. Ya dijimos la importancia que tiene El Machete en esa propaganda. Pero él solo no basta. El órgano del partido es de agitación y de educación, mediante la divulgación de los problemas nacionales e internacionales. El exceso de noticias impide que se desarrolle una amplia campaña educacional y de convencimiento. Así, pues, la propaga de nuestro semanario debe ser acompañada con la distribución de literatura comunista: libros, folletos y manifiestos especiales.
Cada miembro del partido debe ser un propagandista diario y eficaz. No basta solo con comprar y repartir el órgano del partido. Es necesario hacer también la distribución de folletos y libros. Claro esta que estos no pueden darse gratis. Pero es un deber de cada miembro venderlos. Publicaremos en el próximo número una lista de las obras que tenemos para dar a la venta. Las locales deben hacer que sus secretarios de Propaganda se impongan como misión principal, en este momento de la vida del partido, la difusión de los libros y folletos. En cada junta el secretario responsable debe exhortar a los miembros para que lleven libros y los vendan. El comunista que no lleva un poco de convencimiento a alguien en los días que pasan entre junta es un comunista inútil, una rémora.
La otra parte importante de la propaganda es la impresión de hojas sobre problemas locales y de lucha inmediata para núcleos especiales de trabajadores. Esto se tratará en el próximo número. Pero es necesario que cada miembro del partido comience, como tarea inmediata, la difusión de la literatura, repartiendo el folleto que acaba de imprimir el partido sobre La situación actual, que es reflejo de la opinión del Comité Central. Los 10,000 folletos impresos deben traer muchos miembros a nuestras filas. Háganse los pedidos a la Administración.
El Machete, Núm. 77, 27 de agosto de 1927
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