13 mar. 2011

La «manzana prohibida» del comunismo. Por Néstor Kohan

El razonamiento falaz que homologa [mercado = democracia y eficacia] y [planificación socialista = burocracia y estancamiento], hoy se esgrime como gran “novedad” teórica.

¿Son tan “originales”, “novedosas” y “superadoras” estas propuestas de socialismo mercantil (bautizado mediante un eufemismo elegante y perfumado, como “autogestionario”) que nos prometen mayor democracia de la mano de la autarquía financiera de las empresas y el engorde creciente de la “economía no estatal”? ¿Servirá descentralizar los recursos presupuestarios y privatizar en nombre de los arrendatarios, las cooperativas y otros “actores no estatales” para poder superar la burocracia y los privilegios, la corrupción y el “amiguismo”? ¿Se generará participación política, aumentará la eficiencia social y habrá mayor empeño laboral expulsando fuerza de trabajo para que sea empleada como mano de obra barata y precaria por grandes inversionistas capitalistas? ¿Habrá mayor conciencia socialista en quienes sólo se involucran, de modo “cooperativo”, si hay dinero y ganancia privada de por medio?

Perdón, disculpas, pero tenemos nuestras serias dudas al respecto. Expresamos nuestra opinión con todo respeto. Creemos que esas recetas —que algunos promueven y presentan como poción mágica y redentora— no profundizarán el socialismo martiano ni permitirán avanzar hacia un proyecto bolivariano anticapitalista.
 

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