En otras oportunidades hemos dicho que “la vida humana es todo lo que ella es o no es nada” Hemos insistido en que el ser de un revolucionario comienza en la ética, y esta sólo tiene sentido si parte de reconocer la vida humana completa, de reconocer que la lucha es por la vida humana, con todas sus consecuencias, y no únicamente por unas ciertas “relaciones de producción”.
El problema es que en este momento se le agolpan a uno una cantidad de razones que demuestran la vida humana completa está pasando de ser una utopía a ser un mito, y hasta casi una mentira.
No es sólo Japón. No es sólo ese desastre que hiela la sangre. Es toda la mentira que gira alrededor. Hace unos días oía, en VTV, a uno de “esos” expertos decir que no hay peligro para Venezuela. Que el desastre japonés no va afectarnos. Y yo me pregunto ¿puede alguien de verdad calcular los efectos que los japoneses van a sufrir con este desastre? Y es más ¿Puede alguien determinar en este instante el efecto que ese monstruo del átomo liberado tendrá sobre el mundo entero? ¿Alguien puede decir que sabe de los efectos, que no sólo Hiroshima, Nagasaki, Chernóbil, sino los cientos de ensayos nucleares a cielo abierto, los dueños del mundo han realizado?
Hoy nos enteramos de dos cosas, por un lado Chávez “congela” el programa nuclear venezolano. Fíjense, no lo elimina, sólo lo “congela”. Por el otro lado Piñera el “presidente” chileno firma un acuerdo secreto para construir en Chile centrales nucleares, por cierto de la misma tecnología de las que estallaron en Japón.
Lo de Chile es claro. Obama viene como buen empleado del poder económico a venderle a sus súbditos toda la porquería que pueda.
Lo de Venezuela es preocupante. Lo era antes y lo sigue siendo ahora. ¿Por qué no se han firmado acuerdos reales (no sólo proyectos) para desarrollar tecnologías para la generación alternativa de energía? Y lo que es más grave parece que nadie a nivel del gobierno “revolucionario” se ha planteado el problema de que el consumo de energía, el consumo desaforado de energía no se resuelve creando nuevas fuentes de generación. Se resuelve única y exclusivamente cambiando, no sólo el sistema económico, sino la cultura del Capital. Se resuelve sólo profundizando el Socialismo como vía de transición para la construcción de una nueva cultura, una nueva forma de relación entre los seres humanos que le reintegre a estos su condición de personas y les elimine el yugo de ser sólo mercancías. Pareciera que algunos de los señores economistas y “planificadores” revolucionarios siguen pensando en las famosas épocas del subdesarrollo y de las políticas de sustitución de importaciones. Es decir siguen pensando en que hacer el Socialismo es buscar la manera de generar capital de otra manera.
Pero, el tema de este momento es la vida. Insistimos de la vida humana completa. Entonces nos enfrentamos a Colombia, al desastre del innumerable número de falsos positivos, y también a la estupidez de las acciones de sectores que pretender ser vanguardia. Los errores del Santos y sus “ángeles” son evidentes y claros. Pero, y ¿los de los “revolucionarios”, como coño los justificamos?
Pero además esta Libia. No es sólo el problema de la actitud imperial (atacar a Libia e ignorar la matanza en Bahréin) la cual es justamente la única que se podía esperar del Imperio. Pero y ¿el Socialismo Libio? Hoy nos golpea Gadafi al comparar su victoria a la de Franco. Coño ¿dónde estamos? ¿Dónde coño estamos?
Podría seguir nombrando casos, así, desordenadamente. La pobreza de las intervenciones de algunos diputados “revolucionarios” en la AN. El bloqueo mediático (de los medios “nuestros”) al Encuentro Internacional de Mujeres realizado en carnaval en el Nuevo Circo (los medios “nuestros “no tenían espacio, pues estaban ocupados promocionando el “carnaval revolucionario”), que determinó por cierto que un numeroso grupo de camaradas colombianas no pudieran asistir. Lo triste de la estupidez de unos ciertos artículos y opiniones en reconocidos programas también revolucionarios, sobre el tema de la homosexualidad. Podría seguir y esto se tornaría infinito e inútil.
Retornemos al principio. El problema de un revolucionario, el problema de “ser” revolucionario comienza cuando asumimos la vida. Cuando la asumimos no en el discurso, también ahí por supuesto, pero sobre todo en la praxis. Es decir cuando lo que decimos comience a parecerse a lo que hacemos. Nuevamente, estamos equivocados si pensamos que el problema es cambiar formas o maneras de producir. Eso es tratar de construir el Socialismo con las armas melladas que nos deja el Capital. El problema es comenzar a cambiar la cultura, empezar a luchar por hacer que la vida humana pueda comenzar a ser todo lo que ella debe ser o simplemente seguiremos siendo tontos útiles del Capital, no importa que nuestro discurso sea pretendidamente revolucionario.
Construir el socialismo sólo se puede hacer desde la restauración de la persona en comunidad, de la persona que vive para Vivir y no para vender y ser vendido. Es decir, el socialismo solo se puede comenzar a construir cuando comencemos a sentir la necesidad de la vida humana en colectivo, es decir la vida comunista.
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