Una interrogante quedará planteada en las
próximas horas cuando unánimemente la comunidad internacional condene por
vigésima primera ocasión en la Asamblea General de la ONU el bloqueo que
Estados Unidos impone a Cuba desde hace más de cinco décadas: ¿Qué hará el
premio Nobel de la Paz y reelecto mandatario norteamericano, Barack Obama?
Según analistas políticos, Obama tiene todas las
condiciones a su favor para levantar de una vez por todas el cerco económico,
financiero y comercial que Washington mantiene contra la mayor de las Antillas,
a pesar del rechazo mundial y del fracaso de esa política agresiva.
Los expertos coinciden que en su segundo y
último mandato, el actual inquilino de la Casa Blanca tiene “menos atadas las
manos” para poner fin al bloqueo, al igual que para liberar a los cinco cubanos
antiterroristas presos injustamente en Estados Unidos.
De igual forma, concuerdan en que el voto latino
tuvo una importante incidencia en que Obama ocupe nuevamente la silla
presidencial, mientras que el sector anticubano más recalcitrante de Miami,
Florida, fue derrotado con el triunfo en las recientes elecciones del premio
Nobel de la Paz en ese estado norteamericano.
Precisamente el mandatario de Bolivia, Evo
Morales, señaló recientemente que un reconocimiento de su similar
estadounidense al apoyo que recibió de los latinos en los comicios del de 7 de
noviembre pasado debería ser levantar el bloqueo a la nación antillana.
De otro lado, nada le debe el gobernante de
Washington a la mafia cubanoamericana de Miami, la más empeñada en mantener a
toda costa el bloqueo contra Cuba, que cada año es refutado una y otra vez por
casi la totalidad de los países miembros de la ONU.
Obama conoce muy bien que esa postura agresiva
hacia la isla caribeña sostenida por sucesivas administraciones de la Casa
Blanca ha fracasado totalmente, pese a haber sido arreciada en los últimos años
con el propósito de rendir a la Revolución cubana.
A juicio de los mismos analistas, hoy no existe
pretexto alguno que justifique a Estados Unidos continuar con esa conducta
obcecada, que lo único que ha motivado es el desprestigio norteamericano ante
la comunidad internacional.
El premio Nobel de la Paz podría ganarse esa
distinción que le regalaron, sin merecerla, si tuviera la voluntad y la
valentía necesarias para acabar con el cerco a la Isla y liberar a los cinco
cubanos presos en cárceles norteamericanas, tras ser condenados injustamente a
largas penas.
Dos plumazos de Obama podrían pasarlo a la
historia como el presidente de Estados Unidos que puso punto final a una
historia nefasta de confrontación con Cuba, que solo ha perjudicado a los
pueblos de ambos países vecinos.
TOMADO DE CUBADEBATE
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