El FBI, templo del saber, ha cometido un error al cerrar a Megaupload, y es que actuó tarde y en el lugar equivocado. El problema comenzó, de verdad verdad, cuando empezaron a crearse bibliotecas públicas, pues a partir de ese instante mucha gente, indeseable, pudo leer libros que no solo no puede comprar, sino que no tiene intenciones de comprar.
Esto último ya es suficientemente grave, pero lo es aun más el hecho de cualquier persona pueda ir a una biblioteca pública y leer un libro por el que no ha pagado y hasta puede copiarlo y llevárselo para su casa y estudiarlo. Es escalofriante pensar la cantidad de muchachos de barrio, negritos y mulatos enfermando sus mentes con conocimiento por el cual no pagaron (y peor si uno piensa que no son sólo libros, sino películas, música, y todas esas cosas que en manos inadecuadas se convierten en armas de destrucción masiva).
Pero es que además así se vuelven más difíciles de controlar y de conducir, pues al fin y al cabo, esos seres indeseables sirven únicamente para producir bienes que no pueden usar y para consumir aquellos que los que si pueden consumir cualquier cosa no quieren. Yo no entiendo porque el FBI, templo del saber, no se ha dado cuenta de eso. El conocimiento, y no lo digo yo, la han dicho los filósofos griegos y europeos y todos los que piensan como ellos, las iglesias y las bolsas de valores, Walt Disney y ahora el FBI, solo puede consumirse sí se posee la capacidad adecuada para cancelarlo en moneda de curso legal y Cash. De otra manera su consumo es simple y llano terrorismo (y no de baja intensidad precisamente).
Fíjense el peligro que representa Venezuela, todos piensan que el problema está en las expropiaciones y esas cosas. No, el peo no está ahí, pues la “empresas socialistas” muy adecuada y sumisamente siguen manejando planes que garanticen el rápido retorno del capital y la mayor y mejor utilización de la mano de obra (léase “aprovechamiento, adecuado, de la plusvalía”). No, el problema está en esos centros de subversión como ese poco de editoriales del estado y las Librerías del Sur y todo eso, donde se venden libros, muchos y buenos libros, baratos y algunos hasta regalados (¡es el colmo!).
Sí, ahí esta el verdadero peligro, pues en esos sitios existen libros, revistas, películas, música, etc. que si alguno de los que manejan las “empresas socialistas” leyera los usaría, inmediatamente, como combustible para sus calderas. Por eso es urgente que el poder, el verdadero y único poder, sustentado por la universal y verdaderamente social brutalidad de El Capital, comience a destruir los centros de conocimiento al alcance de todos.
Noten que no hablo de las universidades, pues esas no son centros de conocimiento sino del control del mismo y por esa razón las tenemos controladas desde la Revolución francesa para acá. Y se equivoca el FBI, Internet es muy difícil de controlar, tiene miles y miles de capas, recovecos y rincones inalcanzables, mientras que las bibliotecas son centros fáciles de localizar con una bomba inteligente, como ya lo hemos demostrado en Irak y en Libia y lo seguiremos demostrando pronto en Siria e Irán y lo que sigua de ahí en adelante.
Es indispensable que siguiendo a Marx, los seguidores del conocimiento como mercancía suprema, nuestro único Dios, nos unamos antes de que el fantasma del comunismo logre su propósito de universalizar el conocimiento. Los restos que quedan del capitalismo (el capitalismo, porque El Capital, gracias al Dios dinero-mercancía y a su templo el mercado, está intacto) deben ser protegidos combatiendo el conocimiento libre y debemos hacerlo rápido, se nos va la vida en ello.
Por favor, el artículo lo firma Barak Obama o alguno otro de los representantes de la cultura universal, por supuesto lo redacte yo tratando de pensar como ellos.
Edgar Gutiérrez
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