23 sept. 2010

El 26 el Pueblo elegirá sus Caminos. Por un Grano de Maíz.



El 26 el pueblo elegirá entre Lázaro y Judas Iscariote, entre Bolívar y Santander. Elegirá si San Pedro Alejandrino se repetirá, o si nunca más abandonaremos a los grandes.

La del 26 no es una elección común, de esas que pasan desapercibidas, cuyos resultados no alteran el camino de las naciones. Esta elección del 26 es, como nunca antes, la escogencia de un país, de un futuro, de un pueblo.

Decidiremos si continuamos el camino de la redención que comenzó el 4 de febrero, o si regresaremos al pasado miasmático de la cuarta. Es decir, definiremos qué clase de pueblo somos. El 26 el pueblo se elegirá a sí mismo.

Si votamos por los candidatos de la Revolución, escogeremos ser un pueblo dispuesto a construir su futuro, a afrontar el sacrificio que eso signifique, a retomar nuestras deudas históricas y saldarlas con creces, un pueblo dispuesto a no dejar solos a sus líderes, a no repetir San Pedro Alejandrino.

La oligarquía nos propone convertirnos en un pueblo flácido, asustadizo, flojo frente a las adversidades, cándido, fácilmente manipulable con dos mentiras y tres gritos. Nos engañan profusamente, nos conducen al patíbulo.

La Revolución, en contraste, es el camino de nuestra formación como pueblo digno, ejemplo para el mundo, única vía para retomar lo que una vez fuimos: libertadores guiados por libertadores. La Revolución nos convoca para lo grande, para ocupar el puesto de vanguardia en el planeta, a pasear por el mundo como miembros de una sociedad que muestra el camino para la salvación de la especie, que da evidencias de un temperamento que asombra.

El 26 decidiremos qué pueblo somos. No será la elección de unos diputados, será la elección de un pueblo.

Si los oligarcas consiguen engañarnos, abusar de nuestra credulidad, como ya lo han hecho tantas veces, entonces la esperanza sufrirá un duro golpe, la humanidad seguirá su camino de extinción. El Socialismo que es el bálsamo, se postergará, y la destrucción de la naturaleza y de la condición humana, seguirá su tránsito de infortunio.

Si la Revolución sale fortalecida podremos, bajo la conducción del Comandante Chávez, continuar la difícil pero hermosa aventura de tomar en nuestras manos la responsabilidad de construir una sociedad viable, feliz, donde todos vivamos como hermanos, donde las dificultades sean problemas de todos, y la felicidad sea una meta alcanzable, donde el trabajo sea de todos y para todos.

El 26, al votar, al pulsar en la máquina, cada uno de nosotros tendrá la gran responsabilidad de ser un forjador de pueblos, alcanzar, en ese instante, la altura de un prócer, de un gigante guerrero de las causas nobles.

Que privilegio haber nacido en esta época, hoy podemos revivir la epopeya de los Libertadores.

El 26, vamos a la batalla electoral, con el mismo espíritu que guió a Junín y Carabobo, con la misma fe del Ché en Bolivia, con la misma tenacidad del Paso de los Andes. Con el espíritu del 13 de abril.

¡El 26, como el 13, Chávez!

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