¿Que se haga un
planchado policíaco del País Vasco o militar de Euskadi?
¿Qué quieren las
víctimas que dicen que "ponen los muer¬tos"?: ¿que continúe la
sangría y otros sigan poniendo más muertos?
¿Se ponen los hijos de los muertos y
represaliados por el fran¬quismo a buscar a los verdugos de sus padres o
abuelos?
Parece ser que las víctimas de ETA son 858.
¿Cuántos
centenares de miles fueron víctimas de la dictadura una vez terminada la guerra
civil, sin que los familiares hayan podido si¬quiera enterrarles porque
institu¬ciones supuestamente democráticas lo impiden? ¿Cuándo los familiares de
las víctimas de ETA han con¬denado la dictadura, en qué documento consta la
con¬dena, y cuándo la ha condenado el partido político en el que se concentran
mayoritariamente esos familiares?
Algunos dicen
desde el bando de las víctimas de ETA que los que han estado en la Conferencia de ayer
desconocen la historia...
¿Conocen, tanto
los familiares de las víctimas como el partido que les da cobijo, la historia
de los familiares de los asesinados y re¬pre¬saliados por la otra historia, la
del dictador cuya memoria no han condenado todavía? ¿Conocen la posterior
historia de los torturados y asesinados por los sicarios del otro Estado
llamado democrático, y la historia de sus familia¬res?
En la Conferencia de ayer
hay otro impulso de paz. Otro intento más. Lo mismo que un buen cristiano -como
la mayoría de familia¬res y conservadores dicen ser-, no puede ser un vengador
per¬petuo y se arrepiente tantas veces como ha caído en pecado. Los intentos de
paz nunca son ni bastantes ni demasiados.
¿O lo que quieren
tanto los familiares de víctimas de ETA como el partido hijo del fascio es
mantener a fuego lento la ven¬ganza? ¿O les interesa rentabilizar políticamente
el odio permanente entre quienes nie¬gan el derecho a la autodetermi¬na¬ción
que proclama la
Declaración de los Dere¬chos Humanos, y los que sencillamente
la desean? ¿No será que el odio ge¬ne¬ra cuantiosos beneficios en materia de
seguri¬dad, de coches blinda¬dos, de estrategias electoralistas y de
opresio¬nes ventajosas?
Todo lo que no
sea callar, o mejor, todo lo que no sean impulsos e incluso súplicas de paz es
de miserables, de ruines, de indeseables, de réprobos y de contra evangélica
sed de ven¬ganza...
Algún necio
exgobernante ha dicho: "No se puede tratar con equi¬distancia a víctimas y
ase¬sinos porque sería un error político y un desastre moral".
¿Dónde está y qué
es la equidistancia en este asunto? Indíquenos y descríbase el error político,
cuando el enemigo no tiene Estado Mayor. ¿Qué clase de desastre moral puede
haber en promover mil veces el fin de la violencia cuando, como dice Sun Tzu,
el su¬premo arte de la guerra es doblegar al enemigo sin luchar, y la paciencia
es la virtud por antonomasia de los humanos y las sociedades más civi¬lizados?
Que desaparezcan
de la faz de la tierra todos los que dicen para sus adentros o cínicamente,
como el yanqui general Patton: "que Dios me perdone, pero me gusta la
guerra".
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