21 oct. 2011

¿Qué quieren quienes no quieren ETA? Por Jaime Richart en Kaos en la Red


¿Que se haga un planchado policíaco del País Vasco o militar de Euskadi?

¿Qué quieren las víctimas que dicen que "ponen los muer¬tos"?: ¿que continúe la sangría y otros sigan poniendo más muertos?

 ¿Se ponen los hijos de los muertos y represaliados por el fran¬quismo a buscar a los verdugos de sus padres o abuelos?

Parece ser que las víctimas de ETA son 858. 

¿Cuántos centenares de miles fueron víctimas de la dictadura una vez terminada la guerra civil, sin que los familiares hayan podido si¬quiera enterrarles porque institu¬ciones supuestamente democráticas lo impiden? ¿Cuándo los familiares de las víctimas de ETA han con¬denado la dictadura, en qué documento consta la con¬dena, y cuándo la ha condenado el partido político en el que se concentran mayoritariamente esos familiares? 

Algunos dicen desde el bando de las víctimas de ETA que los que han estado en la Conferencia de ayer desconocen la historia...

¿Conocen, tanto los familiares de las víctimas como el partido que les da cobijo, la historia de los familiares de los asesinados y re¬pre¬saliados por la otra historia, la del dictador cuya memoria no han condenado todavía? ¿Conocen la posterior historia de los torturados y asesinados por los sicarios del otro Estado llamado democrático, y la historia de sus familia¬res? 

En la Conferencia de ayer hay otro impulso de paz. Otro intento más. Lo mismo que un buen cristiano -como la mayoría de familia¬res y conservadores dicen ser-, no puede ser un vengador per¬petuo y se arrepiente tantas veces como ha caído en pecado. Los intentos de paz nunca son ni bastantes ni demasiados. 

¿O lo que quieren tanto los familiares de víctimas de ETA como el partido hijo del fascio es mantener a fuego lento la ven¬ganza? ¿O les interesa rentabilizar políticamente el odio permanente entre quienes nie¬gan el derecho a la autodetermi¬na¬ción que proclama la Declaración de los Dere¬chos Humanos, y los que sencillamente la desean? ¿No será que el odio ge¬ne¬ra cuantiosos beneficios en materia de seguri¬dad, de coches blinda¬dos, de estrategias electoralistas y de opresio¬nes ventajosas? 

Todo lo que no sea callar, o mejor, todo lo que no sean impulsos e incluso súplicas de paz es de miserables, de ruines, de indeseables, de réprobos y de contra evangélica sed de ven¬ganza...
Algún necio exgobernante ha dicho: "No se puede tratar con equi¬distancia a víctimas y ase¬sinos porque sería un error político y un desastre moral". 

¿Dónde está y qué es la equidistancia en este asunto? Indíquenos y descríbase el error político, cuando el enemigo no tiene Estado Mayor. ¿Qué clase de desastre moral puede haber en promover mil veces el fin de la violencia cuando, como dice Sun Tzu, el su¬premo arte de la guerra es doblegar al enemigo sin luchar, y la paciencia es la virtud por antonomasia de los humanos y las sociedades más civi¬lizados?

Que desaparezcan de la faz de la tierra todos los que dicen para sus adentros o cínicamente, como el yanqui general Patton: "que Dios me perdone, pero me gusta la guerra".

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