La historia del día de san Valentín —festejado actualmente por millones de enamorados de varios continentes— hunde sus raíces en la Roma clásica, en la fiesta februa (febrero) de los latinos, un ritual de purificación que legó su nombre a este mes. Cada año, el 15 de febrero, los romanos homenajeaban a Fauno Lupercio, el equivalente latino del dios griego Pan, protector de los rebaños, que también representaba la sensualidad masculina desenfrenada, expresada en los mitos de faunos y machos cabríos.
En
este festejo, llamado Lupercalia, los jóvenes romanos corrían por las calles
cubiertos apenas con una piel de cabra, flagelando a las muchachas que
encontraban a su paso con correas de cuero, en la creencia de que este castigo
daba fecundidad a sus víctimas. Durante los primeros siglos después de la
entronización del cristianismo como religión oficial del Imperio romano, los
fieles de la nueva fe continuaban celebrando muchas fechas paganas, tales como
la fiesta del Sol invicto y el homenaje anual a Fauno Lupercio.
Para
acabar con ellas, la Iglesia
instituyó nuevas fiestas cristianas en fechas muy próximas a las
conmemoraciones paganas. Así, en lugar de la fiesta del Sol invicto, que
ocurría alrededor del 21 de diciembre, se instauró la Navidad y, para terminar
con la festividad de Fauno Lupercio, el papa Gelasio I creó, el 14 de febrero,
el día de san Valentín, un personaje legendario, supuestamente ejecutado en 270
por orden del emperador Claudio II.
Según
la leyenda, san Valentín había sido llevado al martirio por su práctica de
celebrar el casamiento de numerosas parejas, lo que estaba prohibido por el
emperador. En realidad, es muy poco lo que se sabe sobre este santo y se duda,
incluso, de que haya existido, pero lo cierto es que la narración se fue
enriqueciendo con nuevos elementos por los cuales el santo quedaba cada vez más
vinculado al amor romántico y al noviazgo. En 1969, la Iglesia católica dejó de
conmemorar el martirio de san Valentín por no hallar pruebas históricas de la
existencia del personaje.
El
culto a san Valentín recorrió Europa y se fijó en Inglaterra, donde se extendió
la versión de que el santo era el patrono de los enamorados porque su fiesta
ocurre en el momento del año en que los pájaros comienzan a aparearse en el hemisferio
Norte.
Hacia
fines de la Edad Media,
el mito cruzó el Atlántico, llevado por colonos ingleses e irlandeses hacia
Estados Unidos, donde surgió el hábito de intercambiar en esa fecha tarjetas
postales con alusiones románticas y billetes de amor que se llamaron
valentines.
Ya
desde el siglo XVI se venía generalizando la costumbre de que los hombres
regalaran a las mujeres rosas y chocolates, un tratamiento ciertamente más
galante que los azotes propinados por los jóvenes romanos. Por esa época, la tradición
del día de san Valentín llegó a España y a Portugal, desde donde se expandió,
aunque con menos vigor, hacia América latina.
El
término valentín surgió originariamente en inglés, pero se viene
extendiendo hacia América Latina impulsado por la estúpida imposición
(cultural) de costumbres estadounidenses que nada tienen que ver con nuestra
identidad (pensar por ejemplo en lo ridículo que se ven nuestros niños y
jóvenes celebrando halloween) y que hasta muchos “izquierdistas” defienden o se
hacen los pendejos…
1 comentario:
Ante tal cosa, surge la pregunta del ¿Qué hacer, para que la comercialización de fechas se transforme en algo más real y verdadero o simplemente no se usen para la manipulación de los bolsillos?, cuando esos conceptos que muchas veces nos inventamos o a veces parecen ciertos, no cobran por existir o suponerse, los valores de los que hablaban los personajes de la historia bien sabida, vienen desde el ceno cultural , ese que no paga para sentir, ni padecer, ni muchos menos para alimentar al capital... Seguimos llamados a la reflexión!
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