7 nov. 2011

Sobre Alfonso Cano.

 
Mi venganza personal será mostrarte
la bondad que hay en los ojos de mi pueblo
implacable en el combate siempre ha sido
Y el más firme y generoso en la victoria.
Mi venganza personal sera decirte:
Buenos Días, sin mendigos en la calle
cuando en vez de encarcelarte te proponga
te sacudas la tristeza de los ojos.
Mi venganza Personal (Letra y Música: Luis Enrique Mejía Godoy)


(Canción basada en frase que el Comandante sandinista Tomás Borge le dirigió al hombre que lo torturo en la cárcel: “Mi venganza personal, será el derecho de tus hijos a la escuela y a las flores...”)

Hace unos años cuantos años atrás, murió un líder de la derecha, su nombre ahora no importa, ese día, varios profesores de una facultad de una universidad autónoma venezolana (tampoco importa mucho cual) celebramos lanzando cohetes y trajimos una botella de Champan. La celebración duro hasta que uno de los compañeros de trabajo, nos dijo con tristeza, "como pueden celebrar si saben que eso me duele"... Realmente ese señor, el muerto, era o es, un asesino (pues muerto lo sigue siendo, fue de los que siempre tenía sus razones para disparar aún cuando no hubiera razones). Más tarde ese mismo día reflexionábamos acerca de que esa conducta era justo la que la derecha festejaría en nosotros. Los revolucionarios, movidos por grandes sentimientos de amor a la humanidad viviente no podíamos ser como ellos. La Champaña ese día quedo olvidada. En días posteriores asistíamos al entierro de una compañera que murió asesinada en manos de la policía y allí su madre decía: "¡Me duele terriblemente Juana, pero tengo más hijos y si la patria los necesita ahí están!"  Unos años luego, en Mérida, acompañábamos a nuestro camarada el viejo cura Juan José (compañero de luchas y esperanzas) en la extraordinaria manifestación que fue el entierro de Magdiel. En la entonces redoma de la Av. Tulio Febres, nos esperaban los Cazadores y disparaban continuas ráfagas al aire, tratando de que nos dispersáramos. Cuando los muchachos trataron de responder con piedras, Juan José grito: ¡Adelante, muchachos! ¡sigamos! ¡Recuerden que los bestias son ellos! Y seguimos y el ejército no pudo sino dejarnos pasar. Éramos muchos, y la dignidad asustó a los gorilas más que las balas a todos. Y así marchamos hasta la antigua Facultad de Humanidades de donde era alumno Magdiel. Pudo más la dignidad que las balas y el miedo...

Y así se fue formando en nosotros esa convicción de que los revolucionarios no peleamos por un cambio solamente económico, peleamos por un sentimiento, peleamos porque queremos vida para todos, porque entendemos que la vida humana es todo lo que ella es o no es nada, y ello incluye hasta el respeto a nuestros enemigos. Estamos obligados a derrotarlos, estamos obligados a crear vida para todos (por qué,  ¿qué otra cosa sino es la sociedad comunista  por la que luchamos?) y ello aunque nos suene sorprendente, pasa por el respeto absoluto a nuestros enemigos. Justicia, si. Pero bañada de respeto y de moral comunista.

A qué viene esto. Bueno anoche me llama una camarada para avisarme la noticia sobre la muerte de Alfonso Cano (voy a usar deliberadamente sólo su nombre de lucha). Casi como un autómata prendí el televisor y sentí  asco. Por una parte la "imparcialidad" (¿imparcialidad?) de Telesur, con unas entrevistas sin sentido y repitiendo, como loros bien amaestrados, lo que le conviene al imperio que se diga. Y posteriormente el espectáculo degradante (ahumano) de los que celebraban su muerte. Hasta ahí vi la televisión. Preferí  rumiar mi dolor en silencio.

Y se hace grandemente cierta la afirmación de Juan José: ¡Los bestias son ellos!

Luego que comienza a llegar información por internet, empieza a armarse el rompecabezas. Primero, en "el combate" participó no sólo ejército de Colombia (el títere) sino también contratistas de la DEA, de la CIA y del  Mo$$ad que con una fuerza desproporcionada (según un artículo que leí, la proporción era algo así como de 100 a 1, y con todo tipo de equipo y armamentos)....Sin embargo la lucha duro más de un día. Sabemos que Cano era perseguido desde hace muchos años, desde antes de la muerte de Marulanda. Se necesitaron años y miles y miles de hombres movilizados para matarlo.

Pero además hay indicios de que Alfonso fue ajusticiado, así como fue ajusticiada su compañera. Pero hay una diferencia entre los que lo mataron y estos Camaradas, los dos murieron peleando, como cualquier combatiente, mientras que los que los mataron están en su casa (asustados) pues lo más cerca de un combate que han estado es cuando ven un thriller en televisión. Es la simple diferencia entre un revolucionario y una rata.

Nuevamente es claro que detrás  de la "heroica acción militar" hay otros intereses y otros objetivos. Es claro que al gobierno de Colombia (el títere) no le conviene de ninguna manera el final de la guerra. Es claro que el imperio entiende que es vital impedir, por cualquier medio, la paz en Colombia. Pues de ocurrir esa desgracia (la Paz) ¿cómo puede seguir justificando un gasto militar que iguala ya al de Israel? El imperio necesita todo ese poder militar en Colombia para mantener "la Paz" en la región. Y Alfonso Cano era un peligro para la guerra, era (es) un revolucionario empeñado en la Paz, pero otra Paz, la de la justicia social, la de verdad. No la Paz del  miedo, del terror, la de El Capital, la que nunca será Paz, más bien la que siempre será no-paz.

Ellos saben que matándolo alejan cualquier posibilidad cercana de Paz. Pero, saben además que las FARC no son sólo Alfonso Cano. La muerte del  Camarada es un dolor inmenso, pero como decía Benedetti: "algunos cantan victoria porque el pueblo paga vidas, pero esas muertes queridas van escribiendo la historia" Porque, y eso no lo dicen los "medios", particularmente esos que informan para mentir, la lucha de las FARC no sólo va a seguir, sino que debe seguir, la revolución nuestramericana así lo requiere. Y pedirle a los Camaradas que dejen la lucha no sólo es una estupidez, es definitivamente mucho más que eso. Están equivocados propios y extraños que se empeñan en afirmar que los procesos dependen de sus líderes. La historia nos ha mostrado que un proceso que depende de un líder no existe como tal, no es real y se derrumba en la primera oportunidad. Reales son los procesos que paren líderes y los paren cada vez que sea necesario.

Otra vez la maldición contra la cual no puede el imperio: Cada vez que mata un Revolucionario, lo engrandece, lo aumenta, lo hace infinito. Y cada vez que un Revolucionario da la vida por la esperanza, damos un paso más, hacia la Victoria definitiva. 

Queda, si,  una sensación extraña en el ánimo. Repito, no es sólo el dolor. No, es también la sensación de que hay muchas cosas que no están bien, y no en Colombia, se necesita ser muy bobo o convenientemente ignorante para no verlo. Pienso en otras partes, en Venezuela por ejemplo, pienso ahora, en  la manera como se presentó la noticia del asesinato de Gadafi y las declaraciones posteriores del Comandante, y me pregunto ¿habrá algunas similares ahora, o habrá sólo silencio? 

Todos sabemos que el silencio en determinadas situaciones es más elocuente que un grito.
Alfonso Cano, murió haciendo lo que tenía que hacer: Luchar por la Revolución continental. Y eso es lo que debemos hacer todos los que de verdad buscamos la Revolución. ¿O es que acaso no sabemos lo que va pasar en Venezuela apenas ellos puedan atacarnos y cuál va ser la actitud, la conducta, la forma de lucha que habrá que asumir? ¿Vamos a seguir creyendo que la "Paz" en Venezuela está garantizada por los siglos de los siglos? ¿Vamos a seguir pensando que la  guerra en Venezuela va ser sólo contra el Ejército bolivariano y no contra el Pueblo? ¿Vamos a seguir creyendo que podemos tener armamento suficiente para detener al imperio en una guerra convencional?

Una cosa es cierta: un Revolucionario que muere en la lucha siempre encuentra otro que toma su fusil para continuar. No hacerlo es traición y esa sí es una forma real de morir.

Alfonso Cano vive, y esto no es una consigna. Y vive porque siempre fue PLOMO (Patria Libre o Morir) y nosotros debemos serlo también, como única forma de evitar ser MIERDA.

El imperio y sus sirvientes locales ahora cantan inútilmente una victoria, pero el Pueblo que lucha, como hacedor de la historia y sin abandonar la ternura, luchará por la vida, y sabe que suya será la Victoria final. 

Perdonen si esto salió un poco largo, pero es largo como el dolor.

Sólo los invito a que junto al Che, a Alfonso y a tantos más gritemos a toda voz: Hasta la Victoria, Siempre. 

Edgar. 


Nota. Artículo suscrito por completo por el colectivo TatuyTv

2 comentarios:

Ana dijo...

... los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos, y esto no nos prohibe llorarlos.

Un abrazo Viejo.

Anónimo dijo...

...ese dolor tambien es mi dolor...
y ese abrazo de Ana B... tambien es mi abrazo... l.p