30 abr. 2012

En el 75 aniversario de su muerte. Actualidad de Antonio Gramsci. Por Razig Keucheyan / Juan Tortosa



Hace 75 años moría el pensador comunista Antonio Gramsci como consecuencia de un largo encarcelamiento en las mazmorras fascistas.

[Las ediciones de La Fabrique publican hoy una antología de los Cuadernos de prisión; escritos posteriores a su encarcelamiento en 1926. Los textos elegidos y presentados por Razig Keucheyan pretenden hacer comprender la actualidad del pensamiento de Gramsci, demasiado a menudo reducido a algunos conceptos clave.]

¿Por qué hay que leer a Gramsci hoy?

Gramsci quiere a la vez ser fiel a la revolución rusa -es un admirador de Lenín- pero ha comprendido también que permanecerle fiel implica cambiar la forma de hacer las revoluciones, de transformar el “software” revolucionario, en particular en Europa Occidental. Esto supone, por retomar su vocabulario, pasar de la “guerra de movimientos” a la “guerra de posiciones”. La revolución rusa se efectuó en condiciones muy particulares, condiciones en las que el estado zarista concentraba lo esencial del poder, y donde la sociedad civil, como dice Gramsci, era “primitiva” y “sin forma”. En un caso así, si se coge el poder del estado, se controla lo esencial del poder total.

En los países de Europa occidental, en cambio, el estado es poderoso, pero además de él existe una sociedad civil “densa” y “robusta”, tanto que hacer la revolución supone también preguntarse como se va a establecer un control sobre la sociedad civil. Y es ahí donde se complica el asunto... La famosa teoría de la “hegemonía” de Gramsci, cuya paternidad él atribuye a Lenín, encuentra su fuente en este espinoso problema de estrategia revolucionaria. Todas las cuestiones que Gramsci plantea en sus Cuadernos de prisión (redactados entre 1929 y 1935 cuando pasa los diez últimos años de su vida en las prisiones de Mussolini) encuentran, por otra parte, su origen en problemas estratégicos.

La razón por la que hay que leer a Gramsci hoy es que, como él, estamos confrontados al problema de la adaptación de la estrategia revolucionaria a condiciones nuevas, que ni Lenín ni él habían previsto. Permanecer fiel a Octubre de 1917 supone hoy en este sentido un doble movimiento de estudio serio de la tradición revolucionaria pasada -Lenín, Gramsci, pero también muchos otros- y de innovación teórica y estratégica...

¿Por qué la izquierda o sus intelectuales en Francia no han reivindicado jamás la herencia de este marxista?

En los años 1960 y 1970, Francia produjo un grupo muy importante de intérpretes de Gramsci: André Tosel, Jacques Texier, Christine Buci-Glucksmann, Jean-Marc Piotte... La filósofa Christine Buci-Glucksmann es por ejemplo, la autora de uno de los mejores libros jamás escritos sobre Gramsci, titulado Gramsci y el estado, publicado poco más o menos en el mismo momento -a mediados de los años 1970- que el libro de Perry Anderson sobre Gramsci, que tuvo una influencia determinante sobre las interpretaciones de Gramsci en el mundo anglosajón. Louis Althusser también dialogó de forma crítica con Gramsci, estando, por ejemplo, su concepto de “aparatos ideológicos del estado” directamente inspirado por él. Lo mismo ocurre con Nicos Poulantzas, cuyo trabajo se redescubre hoy en Francia, cuya concepción del estado es típicamente gramsciana.

En los años 1970, Gramsci es reivindicado principalmente en Francia (y otras partes de Europa continental) por la corriente “eurocomunista crítica o de izquierdas”, una corriente de una extraordinaria actualidad, de la que Poulantzas es quizás el mejor representante, y de la que yo personalmente me siento muy cercano. Los representantes de la IV Internacional (la tradición de la LCR en Francia, por resumir) leen poco a Gramsci, aunque Daniel Bensaid y Antoine Artois le consagraran un texto interesante, publicado en Critique Communiste en 1987, con ocasión del 50 aniversario de su muerte...

¿Qué elementos del pensamiento de Gramsci nos permitirán reconstruir un proyecto emancipador para el futuro?

Hay numerosos. Por supuesto, hay que evitar toda relación fetichista con los clásicos del marxismo. Es indispensable confrontarlos a otras tradiciones de pensamiento, pasadas y presentes, y ser crítico respecto a lo que pueden tener de más caducado. Por ejemplo, la teoría del partido de Gramsci comprende elementos de una extraordinaria actualidad, pero está también elaborada en un contexto de militarización -e incluso de fascistización- de la política, que no es el nuestro.

Tres temas gramscianos me parecen cruciales para el próximo período: la cuestión de la hegemonía, y particularmente las dimensiones cultural e institucional de esta última; la cuestión de la relación entre la teoría y la práctica o, dicho de otra forma, la forma en que las organizaciones revolucionarias pueden elaborar una comprensión común del mundo, condición de su acción eficaz; y en fin, por supuesto, todo lo que tiene que ver con la estrategia revolucionaria, es decir los medios para conseguir un socialismo en el siglo XXI...


Razmig Keucheyan es profesor de sociología en la Universidad de París- Sorbona. Es autor de Hémisphère gauche. Une cartographie des nouvelles pensées critiques (Paris, Zone, 2010). Es miembro del comité de redacción de solidaritéS así como del de la revista Contretemps en línea.

Entrevista realizada para solidaritéS por Juan Tortosa

Traducción: Alberto Nadal para VIENTO SUR


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