El
saber y el trabajo cotidiano nos hace libres. Con esta premisa comenzó la
conversa entre parteras, sobanderos, agricultores y caciques indígenas, a
propósito de la exposición de fotografía: Saberes Ancestrales, expuesta en los
espacios de la Fundación CENDITEL desde el pasado 2011.
Procediendo
en coherencia con los valores que profesa CENDITEL se decidió compartir en la
propia sede con nuestros cultores, recibirlos y atenderlos en la prueba expresa
de formar todos una misma comunidad. Ha habido un esfuerzo constante por
visibilizarlos más allá de los límites de una exposición, superar la relaciones
de distancia que nos impone un individualismo sin posibilidad de mensaje, ni de
diálogo. Asumirse miembros de una comunidad, pasa por la práctica de reunirnos
en comunidad, no conformarse con un reconocimiento de lejos y momentáneo, sino,
estar presentes para conocer y atestiguar del otro.
Contamos
en la organización y desarrollo de la actividad con la colaboración del Prof.
Luis Trujillo y Luz Marina Parra, quienes desde la Fundación Taitas, Memorias
del Tiempo y con el grupo de estudiantes de fotografía de la Escuela de Diseño Gráfico de la Universidad de Los Andes,
hicieron todo un trabajo de investigación. Cabe destacar el empeño puesto en
esta tarea de documentación, ya que los lugares visitados no sólo circundaron
el estado Mérida, sino también, Lara, Falcón, Zulia y Trujillo.
Lugares a donde pertenecen los propios estudiantes y a quienes se les
sensibiliza para mirar la historia que les define e identifica.
El
objetivo primordial del encuentro, realizado el pasado sábado 24 de marzo en
las instalaciones de CENDITEL, tiene que ver con buscar los modos de escuchar
el relato de nuestros saberes, por quienes los han preservado históricamente
tanto para resolver necesidades materiales, como para hacer resistencia
cultural a lo que hoy llamamos "modernidad". Reivindicar la conversa,
la palabra en colectivo, escucharnos y vernos. Encontrar desde el diálogo,
nuestra identidad en el otro, vecino y coterráneo de un país en construcción.
La conversa en colectivo, como iguales, materializa uno de los más grandes
actos contra el sistema de dominación y colonización mental, nos des-aliena.
Trascendemos los límites del egoísmo para trasmitir
el saber, rompemos la pasividad individual para ir a erigir un espacio
colectivo.
En
este encuentro tuvimos la oportunidad de escuchar el relato de saberes y
experiencias contado por la gente que lo vive y lo fortifica. Dos parteras nos
acompañaron con su presencia, su saber y su historia: Doña Bernardina Velázquez
y la Sra. Josefa Uzcátegui Monsalve (Chepa). Dos agricultores, quienes conocen
los modos campesinos de la siembra porque todos los días trabajan la tierra:
Sr. Juan José Hernández y el Sr. Aniceto Camacho. El Sr. Edmundo Rivas,
sobandero y sanador del Vallecito. También nos acompañaron con su sabiduría
indígena dos caciques de las comunidades Mucumbú y Quinaroe: Ángel Flores y
Carlos Villasmil.
Cuando
escuchamos el relato de Doña Bernardina, la matrona de la Pedregosa, como es
conocida popularmente, quien hacía memoria de cuánt@s niñ@s han nacido en sus
manos, inmediatamente nos surge la pregunta o la duda si la
"modernidad" ha servido para hacernos mujeres y hombres libres desde
nuestros saberes, ó si por el contrario, la "modernidad" ha erosionado
nuestros modos culturales de ser como Pueblo.
En
este día de encuentro con los saberes, asistimos a la vigencia del conocimiento
ancestral, a su práctica actual que demuestra su sentido más legítimo en el
obrar desinteresado por los otros. A una partera o sobandera la impulsan razones
de solidaridad y ayuda por los demás. Verse en la situación coyuntural de
alguien que necesita socorro y atención, exige de ellas una condición de bondad
y benignidad. He aquí la actualidad del saber, su pertinencia y sentido. En la
sociedad que aspiramos a construir,
estos valores tienen un papel primordial, el ser benevolente justificado en el
trabajo por los demás, haciendo real el principio del bien común.
1 comentario:
Sin duda alguna, asistir a eventos donde los citadinos descubrimos que habían habido otros conocimientos que para nosotros parecían simples cuentos o alharacas.
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