Mella: Ser rebelde para ser revolucionario
Julio Antonio Mella fue uno de esos
personajes que vivió poco, pero lo suficiente para inmortalizarse y signar la
historia como el más ferviente heredero de Martí; así como uno de los
precursores esenciales de la gesta revolucionaria que años más tarde encabezara
Fidel y el Movimiento 26 de Julio. Su imagen no solo adorna el logotipo de la
Unión de Jóvenes Comunistas, sino que figura entre los grandes hitos cubanos
junto a Antonio Maceo, José Martí, Che Guevara, entre otros
Fundador de la Revista Alma Mater, de
la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), de la Universidad
Popular José Martí, de la Liga AntiClerical, la Liga Antimperialista de Las
Américas y del Partido Comunista de Cuba. ¡Que fructífera militancia! Sin
embargo, no pudo completar en vida la obra por la que deliraba, una Cuba
Socialista y un mundo libre de la explotación capitalista.
“Ni
en nombre del arte, ni de la ciencia, ni del derecho, ni de la libertad
individual se puede ser ajeno a esta lucha. Quien no lucha es aliado del
enemigo, ya que resta un brazo a la acción en los momentos en que todos deben
luchar. El indiferente lleva el peligro de caer por una bala perdida. En todo
el mundo es este el dilema: con los trabajadores o con los explotadores”. Julio
Antonio
Mella. Nueva ruta a los estudiantes.
Mella nace un 25 de marzo de 1903 en
La Habana, Cuba, y rápidamente se convierte en un ícono de la lucha
revolucionaria latinoamericana al participar activamente de los procesos de
Reforma Universitaria que sacudían al continente para la época. En 1921 se
matricula en la Universidad de la Habana en las carreras de Derecho y Filosofía
y Letras. En 1922 funda la Revista Alma Mater y el Directorio de la Federación
de Estudiantes Universitarios, del que sería electo Presidente y posteriormente
expulsado por “poner en peligro la marcha de la reforma universitaria” al
vincularse al comunismo cubano. Al tiempo Mella participaba en las protestas y
las tomas de planteles, protagonizaba los debates candentes y la oratoria
febril, las declaraciones y las publicaciones radicales, el Congreso de
Estudiantes de octubre de 1923, la conmoción callejera estudiantil...
“Queremos una universidad nueva que
haga en el campo de la cultura lo que en el de la producción harán las fábricas
del mañana, sin accionistas parásitos ni capitalistas explotadores”. El
concepto socialista de la reforma universitaria. Julio Antonio Mella. Tren Blindado septiembre de 1928.
Con la fundación de la Universidad
Popular José Martí, Mella trasciende la visión gremialista universitaria y
entiende que solo una transformación radical de la sociedad, una revolución
social de la mano con los trabajadores, le daría respuesta a las
contradicciones fundamentales de la sociedad. Pronto, la radicalización de su
posición política lo llevaría a enfrentarse a activistas estudiantiles de la
reforma, tal como ocurrió con el peruano Haya de la Torre, con quien sostuvo un
polémico enfrentamiento político ideológico.
Mella se hacía peligroso. En 1924 funda
la Liga Anticlerical y en 1925 funda la sección cubana de la Liga
Antiimperialista junto a Carlos Baliño y Rubén Martínez Villena. La Liga,
inspirada por la Internacional Comunista, sería un instrumento fundamental para
la aplicación creativa de las ideas leninistas en los países coloniales y dependientes.
"Los pueblos hermanos que un loco tenaz descubriera, cachorros de
un caduco león son hoy presas de un águila estrellada. ¿Por qué razón? ¿Por qué
justicia? Por ninguna (...) Ver unidas a las repúblicas hispanoamericanas para
verlas fuertes, dominadoras y servidoras de la libertad, diosa. He aquí mi
ideal"
Con la fundación del Partido
Comunista de Cuba en 1925, y la elección de Gerardo Machado como Presidente de
la República ese mismo año, se inicia un período de alta conflictividad
caracterizado por la ruda represión que imprimió Machado a sus opositores,
sobre todo, a los comunistas. Ilegalizó el Partido Comunista y la Federación
Estudiantil Universitaria. El “Asno con Garras” como llamaba Villena a Machado
no sólo impidió que Mella se graduara en
leyes, sino que también lo envió a la cárcel, acusándolo sin pruebas de colocar
una bomba en el teatro Payret. Villena intentó mediar para excarcelar a Mella;
la respuesta de Machado fue: “Mella será
un buen hijo, pero es un comunista... Es un comunista y me ha tirado un
manifiesto, impreso en tinta roja, en donde lo menos que me dice es asesino...
¡Y eso no lo puedo permitir!.”
En diciembre de 1925 Mella se declara
en huelga de hambre. 18 días duró la huelga que estremeció a la nación y
proyectó a Julio Antonio Mella como el principal símbolo de la lucha contra
Gerardo Machado, aunque su estado de salud en medio de la huelga lo llevó a las
puertas de la muerte. La huelga no solo le propició su expulsión de la
Universidad de la Habana, sino que evidenció un enfrentamiento contra el
dogmatismo que se fraguaba en el naciente Partido Comunista y su política
stalinista.
En 1926 es expulsado de Cuba; viaja a
Honduras y a Guatemala de donde también es desterrado.
En México continúa con su intensa militancia
revolucionaria y su prolífica producción literaria. Participa activamente en
las protestas en solidaridad con los anarquistas Sacco y Vanzetti, condenados a
la silla eléctrica. Se vincula al movimiento revolucionario continental y
participa en la Confederación Sindical Unitaria, en la Liga Nacional Campesina
y encabeza el Comité de Apoyo a Sandino.
Apenas iba a
cumplir 26 años cuando murió asesinado el 10 de enero de 1929 en México,
mientras caminaba junto a su compañera Tina Modotti, por órdenes de Gerardo
Machado. Se encontraba en aquella época en plena preparación de la expedición
que lo llevaría desde México hacia Cuba para incorporarse a la lucha armada.
Sus últimas palabras fueron: “Machado me
mandó a matar… Muero por la Revolución… Tina me muero”.
Lanzó del
arco tenso disparada
la roja
flecha contra el viejo muro:
punta de
sueño, lengua de futuro
que allí
vibrando se quedó clavada.
Sobre la rota
piedra penetrada
hincó de su
bandera el mástil duro;
aún era
noche, el cielo estaba oscuro,
pero ya el
viento olía a madrugada.
Partió
después con su profundo paso
y una canción
que al porvenir advierte,
Mella hacia
el mediodía sin ocaso.
Su derribada
sangre es vino fuerte
alzad,
alcemos en el rudo vaso
la sangre
victoriosa de su muerte.
Mella
Nicolás Guillén
Nicolás Guillén
1945
De
Mella dijo Fidel: «En Cuba nadie hizo tanto en tan poco tiempo». Sus restos
reposan en el monolito que preside la entrada de la
Universidad de La Habana, su memoria y su fuego hoy sigue inspirando a los
revolucionarios del mundo
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