“Amílcar yo no te lloro
Te llora quien sé querer
Llora conmigo y no olvida, caramba,
Por eso lloro también.”
Te llora quien sé querer
Llora conmigo y no olvida, caramba,
Por eso lloro también.”
Pablo Milanés
Uno a veces
pretende que la muerte es algo natural. Y hasta que la muerte se debe aceptar
como lo que es. Lo cierto es que es sin ninguna duda la muerte es la
interrupción de la vida. Uno puede adoptar los sucedáneos de creer en el “más
allá” y todas esas cosas. Pero no es asunto de creer. ¡Ojala lo Fuera!
Ahora estoy
escribiendo esta nota que, dentro de mi manera de ver las cosas, es cualquier
cosa menos un homenaje. Hace unos minutos murió David Berrios. Y como siempre
pasa en estos casos, se le viene encima a uno un montón de vida, de recuerdos, de cosas, de
contradicciones, de miedos, de alegrías, de todo eso que es la contradicción
entre lo que somos y lo que dejamos de ser…
Yo tuve
diferencias con David, hace algunos años hasta “peleamos”. Quiero decir tuvimos
diferencias en cuanto a “formas” y quizás hasta algunos “contenidos”. Pero, que
arrecho, fueron formas y contenidos derivados de un trabajo concreto, no de
cumplir una tarea, más bien de una tarea cumplida, que no es exactamente lo
mismo. Sin embargo, recordaba ahora,
hace muchos años, las armadas y desarmadas de la tarima del viejo Víctor para
los actos en la Ranchería o en El Molino o en tantos otros sitios. Recordaba
también aquel poco de talleres dados desde Convite y desde la Escuela de
Comunicadores Populares, La Azulita, Canagua, San Juan… Coño, no sé, en tantos
sitios… Recuerdo la Escuela misma… los momentos iniciales desde Convite y los
momentos posteriores, cuando comenzaron los problemas… Por ello, recuerdo
también la casa en la Otra Banda y a Luis, a Vampiro. Coño, recordaba la maleta
de la radio y todo aquel extraordinario trabajo y todos sus frutos y enseñanzas…
Coño, recordaba…
Hay gente que
piensa que todo tiempo pasado fue mejor. Yo creo que no, pienso, siento que
todo tiempo presente tiene que ser mejor y si no, estamos obligados a hacerlo
mejor. Creo que la vida y la muerte son presente, son ahora.
Hoy Venezuela es
un lío (bueno, en realidad el mundo,…) Estoy en graves conflictos con esto que
llamamos “la revolución bolivariana” siento que no siento, que cada vez hay
menos cosas de dónde agarrarse, siento que, como en “La historia sin Fin” la
oscuridad está tomando terreno, pero siento también, se me va la vida en ello, que tenemos que derrotarla. No nos queda otra…
Lo contrario sería la verdadera muerte…
Cito a Pablo al
principio porque además de todas las razones que expongo, o más que razones
motivos, tengo una muy importante para llorar a David, hay personas
definitivamente importantes para mí, que lo lloran y yo no puedo sino llorar
también. Por ello, digo como tantas veces he dicho antes, por “esos muertos
queridos que hacen la historia” estamos obligados a que ser PLOMO (Patria Libre
o Morir) para no seguir siendo Mierda…
Edgar.
Fuente de la Fotografia: Correo del Orinoco
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